Oro venezolano en Inglaterra: una disputa legal basada en el engaño de los piratas modernos

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Con la histórica decisión de anular de anular el fallo legal que daba el control del oro monetario venezolano depositado en Inglaterra a Juan Guaidó, la justicia británica da un paso en la dirección correcta, para no evaporar el prestigio de sus instituciones. Especialmente en lo que a custodia y resguardo del precioso metal se refiere.

Y es que, ciertamente, aunque la historia reseña que sus primeros manejos del oro nunca fueron del todo transparentes, Londres es reconocida mundialmente como el principal centro de comercio del metal áureo a escala planetaria. Ello, porque un quinto de los lingotes que existen en el globo terráqueo, están depositado en el Banco de Inglaterra.

Alrededor de 30 bancos centrales, de igual número de naciones, almacenan en las bóvedas británicas parte de sus reservas áureas. Es, prácticamente, una tradición que data de 1732, cuando se construyó la primera bóveda de oro en la capital inglesa. Y desde esa fecha las autoridades se ufanan de que jamás se ha extraviado ni un solo lingote.

Trayectoria en entredicho

Por tal razón el fallo inicial del Tribunal Superior, colocaba seriamente en entredicho ese prestigio. Porque al reconocer a Guaidó como responsable del oro venezolano se cometía un despojo de proporciones épicas. Es claro que el dueño legítimo de ese recurso es la república venezolana, sus instituciones y los representantes legítimos de esas instituciones en ejercicio de funciones.

Cuando un cliente, en este caso un país, abre una cuenta para mantener posiciones de oro monetario en un Banco Central tan reconocido como el de Inglaterra, ésa institución está obligada a resguardar el recurso. Pero además ese oro está protegido por cláusulas especiales, por corresponder a las reservas internacionales. Por ello debe acatarse sin dilación alguna lo que disponga el dueño del metal precioso, en términos de movilizar, transar o retirar.

Son normas elementales del sistema financiero internacional. Así funciona en la escala micro (personas, naturales y personas jurídicas) y con mucha más razón en volúmen macro (naciones y grandes transnacionales).

Así lo reconoce sin titubeos hasta un economista, abiertamente opositor, como Luis Vicente León. “Un banco central no puede de ninguna manera, una vez que tiene una reserva de oro, quedársela o no devolvérsela a su legítimo dueño (…). Tiene que devolverlo a su legítimo dueño tan pronto como su legítimo dueño se lo pida”, ha explicado el reconocido líder de opinión.

Cronología de un despojo

Y así había venido funcionando siempre la relación cliente-depositario entre la república Bolivariana de Venezuela y el Banco de Inglaterra. “Nuestro cliente, el BCV, abrió la cuenta de depósito de oro en el Banco de Inglaterra en 2008 y esta fue operada por el BCV sin ningún problema hasta 2018″, ha explicado el abogado defensor de Venezuela, Sarosh Zaiwalla.

Los problemas iniciaron en a fines de 2018, cuando las legítimas autoridades venezolanas reclamaron por primera vez la devolución del recurso áureo. Se trata de 31 toneladas de oro monetario, valoradas en poco más de 1 mil millones de dólares.

Sin embargo, no fue sino hasta enero del año siguiente (2019), cuando el Banco de Inglaterra rechazó la solicitud de devolución. Ese pedido lo había formalizado el presidente legítimo del BCV, Calixto Ortega Sánchez y el entonces ministro de Finanzas, Simón Zerpa. La institución bretona no dio mayores explicaciones.

Más garantías imposible

Entonces la representación venezolana resolvió acudir a la vía legal, entablando una demanda en la justicia británica. A mediados de mayo el BCV acudió a una corte en Londres para denunciar que el Banco de Inglaterra no cumplía con su instrucción de vender parte del oro y entregar esos fondos al Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD). Esto para administrar la compra de suministros como equipos médicos y otros insumos para luchar contra la pandemia de covid-19.

El instituto emisor venezolano solicitaba que la transferencia se realizara “con carácter de urgencia”. Esto porque el gobierno venezolano en un acto extremo, había acordado que el dinero se enviara directamente a esa representación de la ONU, para dar mayores garantías acerca de la utilización con fines humanitarios.

Asó lo había dejado claro el máximo vocero de del Instituto emisor venezolano, Calixto Ortega Sánchez: “El Banco de Inglaterra se ha negado previamente a reconocer la autoridad del BCV. Pero en un intento por disipar cualquier preocupación por parte del Banco de Inglaterra, el BCV ha acordado con el PNUD que los fondos para el plan humanitario sean transferidos directamente a la ONU“,explicó.

La realidad es una sola

Sin embargo, el pasado 2 de julio se daba conocer una decisión tan absurda como ilegal. El Tribunal Superior a cargo del Juez, Nigel Teare, daba reconocimiento al “interno” como presidente de Venezuela. Y reforzaba así la solicitud expresa de Guaidó al Banco de Inglaterra de que no se concretará la transferencia de fondos para atender la pandemia.

De inmediato, el gobierno de Venezuela reaccionó y contrademandó en la Corte de Apelaciones. Se inicia ahora un “proceso de investigación profunda”, basado en la realidad: el gobierno que ejerce en el poder en el país lo encabeza, el presidente Nicolás Maduro.

Un hecho incontestable que lo comprueba, es que el personal diplomático del Reino Unido está debidamente acreditado ante las autoridades venezolanas que lidera el primer mandatario venezolano, Nicolás Maduro.

La reacción del BCV con respecto a este fallo preliminar fue de beneplácito:

“El Banco Central de Venezuela confía en que la investigación ordenada por el Tribunal de Apelación en su decisión confirmará los argumentos formulados durante el proceso judicial e, igualmente, permitirá reestablecer la legalidad quebrantada a raíz de la negativa del Banco de Inglaterra a ejecutar las instrucciones giradas por el BCV sobre la transferencia de recursos con fines humanitarios, tan necesarios para dar respuesta a la pandemia del COVID-19 en coordinación con el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD)”, expresó el alto organismo a través de un comunicado oficial.

Es de esperar que la justicia británica enderece definitivamente semejante entuerto. Sólo así podrá recuperar su prestigio en le tiempo actual una institución como el Banco de Inglaterra. De lo contrario, quedará para siempre marcado como un banco central que sigue fiel su ya larga tradición de despojar arbitrariamente a sus clientes, traicionando brutalmente la confianza de éstos.

Piratas modernos 

El intento por robarle a Venezuela su oro monetario, se enmarca dentro de un plan genocida de cerco financiero al país, mediante el cual se le ha despojado de otros importantes activos como Citgo y Monómeros, entre otros. En este proceso de vulgar piratería la república ha registrado pérdidas estimadas en más de 100 mil millones de dólares.

Incluso, en el caso específico del oro venezolano se han presentado múltiples denuncias de oscuros manejos por parte de la supuesta embajadora de Guaidó en Reino Unido, Vanessa Neumann.

Ha sido el sonado caso del oro venezolano, un disputa legal basada en el engaño de los piratas modernos. O lo que es igual un guaidosismo cada vez más mustio y marchito.

 

 


 

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