¿Y después de Guaidó con quién?: Donald Trump deshoja la margarita

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Juan Guaidó es un completo fracaso. El tipo no tiene carisma, no tiene labia, no tiene liderazgo. Y eso lo sabe bien Donald Trump, quien -por cierto- nunca lo vio con buenos ojos. Pero como dicen por ahí: la vida sigue, el muerto al hoyo y el vivo al bollo.

La gran pregunta en predios estadounidenses es qué hacer ahora, ¿Después de Guaidó con quién?, ¿Quién será el nuevo elegido?, ¿O no habrá más elegidos?, míster Trump, jefe máximo de las oposiciones violentas de Venezuela tiene que deshojar la margarita.

Y a decir verdad, Donald Trump no la tiene nada fácil porque la oposición ultra derechosa es una colcha de retazos hecha jirones. No hay mucho de dónde escoger. Si echamos un vistazo la pradera está desierta: ¿María Corina Machado?, ¿Carlos Vecchio?, ¿Lester Toledo?, ¿Leocenis García?.

Locura total

Vayamos por partes. María Corina Machado, encabeza la lista como posible sucesora de Guaidó. Y esto, porque dentro de la porción más irracional de la oposición violenta, sus niveles de irracionalidad son tales que le confieren cierta jerarquía.

En su prontuario político el mayor logro fue posar frente a George W. Bush con las piernas semidescubiertas, clamando por el respaldo del amo imperial. Pero luego, de traspiés en traspiés, la fundadora de aquel bodrio llamado Súmate quedó como el ánima sola.

Sin embargo, siempre ha sido coherente con su obsesión por ser presidenta y su predilección por la salida violenta. Además, le queda algo de olfato y ante el certificado de defunción política de Guaidó expedido por la Casa Blanca, ella ha salido nuevamente a “pescuecear”.

Invasión y más bloqueo

Su descontrol no ha variado un ápice. Aparte de suplicar que los gringos arrecien la asfixia económica, Machado lo dice sin medias tintas: “Hay que montar una operación multifacética soportada en una coalición internacional, con fuerzas institucionales”. Sin más: una invasión.

Agrega que: “esto es una operación mundial del mal contra Occidente, donde Venezuela es el epicentro” y deja claro que a diferencia de Guaidó ella sí tiene el guáramo para convertirse en una “amenaza creíble”.

Carlos Vecchio. Este es otro nombre que aparece en el tapete. Siempre ha sido un político mediocre, pero encabeza del denominado gobierno de la transición imaginaria. De hecho, ostenta el rimbombante título “diplomático” de ser el embajador de Guaidó en Washington.

A control remoto

La extrema cuarentena que guarda su jefe, Juan Guaidó, le ha llevado también a jugar al bajo perfil político. No obstante, en las pocas apariciones mediáticas que ha tenido, deja claro igual que Machado que no tiene la más mínima intención de rectificar.

Al contrario, Vecchio clama por más bloqueo económico. “No va a parar ese mecanismo de presión”, advierte, al tiempo que llama a la gente a movilizarse desde el exterior. No parece una muy buena opción para el emperador gringo.

Lester Toledo. Integrante de la dirección nacional de Voluntad Popular, podría ser otro candidateable a sustituir el cadáver político de Juan Guaidó. Es un dirigente que proyecta juventud y se mueve bien en territorio norteamericano.

Choro avispao

Bueno de hecho demasiado bien. Toledo se ha dedicado a cometer estafas de poca monta a empresarios estadounidenses. Las múltiples denuncias en su contra representan plomo en el ala, para asumir las riendas de una oposición aquejada del trastorno narcisista.

Se van agotando las caras conocidas. Antonio Ledezma y Julio Borges huyeron cobardemente y Leopoldo López, al parecer, sigue medicado en la embajada francesa. ¿Quién queda? ¿Quién? Bueno podría surgir un outsider, éste mucho peor que su gris predecesor.

Sí, aunque usted no lo crea, pudiera sonar el nombre de Leocenis García, el hombre se ha reunido con el impresentable secretario general de la Organización de Estados Americanos (OEA), Luis Almagro.

Dilema gringo

Además, García se ha retratado con Mauricio Clavier, miembro del Consejo de Seguridad de la Casa Blanca y representante de EE.UU ante el Fondo Monetario Internacional (FMI).

Asimismo, Leocenis ha tenido conversaciones con Elliott Abrams, enviado especial para Venezuela, Wyndee Parker, asesora de la presidenta de la Cámara de Representantes EE.UU, Nancy Pelosi, y Keith Mines, del Departamento de Estado. El hombre despierta cierto interés. Pero no hay nada definido.

Mientras los gringos siguen con su dilema. Hay dos cosas bien claras: 1) la gran mayoría de la población quiere paz y desea participar en las elecciones parlamentarias y 2) El presidente Nicolás Maduro lo dijo con todas las letras: está dispuesto a medirse en el terreno electoral.

La ruta democrática, la de la sensatez y el cese de la confrontación estéril incluye: parlamentarias este año, regionales y municipales el que viene y revocatorio en 2022, siempre y cuando recojan las firmas, nada de llenar planas, ¿Oyó, doña María Corina?.

 


 

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