Trump recula y reconoce la gravedad de la covid-19 ¿Por qué?

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En un giro tan repentino como inesperado, el presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, recula y reconoce públicamente que el coronavirus constituye un problema monumental que se agravará en los próximos días. Igualmente, ha tenido que admitir que deben cambiarse los métodos para enfrentar la situación.

Trump ya no es partidario de que la gente se inyecte lejía o cloro. Tampoco se muestra favorable a no utilizar la mascarilla en público, como un acto de rebeldía, frente a una pandemia que había desestimado en todo momento. Y acerca de la cual había efectuado varios chistes públicamente.

Al parecer, el impacto de una crisis sanitaria completamente fuera de control, le ha llevado a recapacitar. En esto, como apunta la analista, Frida Ghitis, puede haber tenido un peso crucial los informes preparados en Reino Unido que proyectan 1 millón de muertes en la nación norteamericana, como consecuencia de la covid-19.

También se piensa que el brusco descenso en la popularidad, según diferentes encuestas, le ha abierto el entendimiento a Trump. Y es que el manejo tan errático de un tema tan sensible, ha hecho estragos en un liderazgo construido a base de posverdades y marketing político.

Torta en la cara

La contundencia demoledora de la realidad le está dando una bofetada al rostro de alguien acostumbrado proyectarse como una persona siempre en control. Pero en materia de covid-19, la situación dista mucho de estar controlada. La nación aún no llega a su pico de máximo contagio y se espera un incremento sostenido de los casos y también de los decesos.

Las cifras confirman un cuadro dantesco. Estados Unidos se ha mantenido por varias semanas como el epicentro indiscutido de la pandemia. El número de contagios se acerca a los 4 millones, con 3.955.860. Mientras que los fallecidos ya completan 142.942.

Ahora, Trump sí recomienda utilizar la mascarilla en espacios públicos y lo califica como un acto patriótico. Ya no recuerda sus convenciones en Tulsa en un gimnasio cubierto, donde se ufanaba de no necesitar ningún tipo de protección.

Miedo en la Casa Blanca 

Eso también ha cambiado ahora se hace las pruebas para descartar la covid-19 cada 2 o 3 días. Un lujo que no puede ni siquiera imaginar el grueso de la población, por los costos prohibitivos de la salud en la tierra del “american way of life”.

Asimismo, ha reconsiderado su posición sobre las cuarentenas. Señalando que estaría dispuesto a apoyar los confinamientos en algunos puntos críticos del país. Todo indica que ya no siente animadversión por el Dr. Anthony Fauci y la Dra. Deborah Birx. Y está siguiendo las recomendaciones de los especialistas.

Ojalá y aún esté a tiempo de enmendar ciertos errores por el bien del pueblo norteamericano. La misma fuerza que le llevó a cambiar de posición frente a la covid-19, debería abrirle el entendimiento, acerca de lo criminal que resulta asfixiar a naciones como Cuba y Venezuela, en medio de una crisis humanitaria, como pocas en la historia de la humanidad. Pero eso seguramente, sea mucho pedir, para alguien de su catadura moral.

 


 

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