Qué significa que Duque niegue vacuna a venezolanos más vulnerables

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Cuando el Ejército Libertador al mando del genio militar Simón Bolívar, tomó la resolución de cruzar el peligroso paso de Pisba para liberar Colombia, sólo le animaba la gloria de ser grande y ser útil. Aquella hazaña heróica, comparable con batallas memorables del mundo antiguo como la de Termópilas, se realizó con base en el ideal de una Patria Grande Latinoamericana y Caribeña. El actual presidente colombiano, Iván Duque, es una vergüenza a la luz de la epopeya independentista.

El santanderismo, equivalente al malinchismo, horadó las bases de ese hermoso proyecto bolivariano, y posteriormente también martiano. Entonces, cogió cuerpo la estrategia de balcanización de nuestros territorios. Esto de la mano soterrada de EE.UU., con sus absurdas teorías del Destino Manifiesto y su Doctrina Monroe (América, para los americanos).

En ese camino divisionista, se ha desempeñado como el sirviente más aventajado, la rancia oligarquía colombiana y sus gobernantes de turno. Recientemente, el actual presidente de Colombia, Iván Duque, ha formulado unas declaraciones que buscan exaltar odios y generar indignación. Él mismo (Duque) enfermo de odio anuncia que su gobierno no aplicará la vacunación contra la covid-19 a la población venezolana. En principio, la resolución aplica para quienes se encuentren indocumentados. Pero no hay ninguna garantía de que esto se extienda a todos los connacionales por igual.

Odio obsesivo

Semejante afirmación ha despertado ácidas críticas, incluso a lo interno de Colombia. Realmente una acción de esta naturaleza revela que Duque está tan obsesionado con nuestro país, que es capaz de las peores bajezas contra personas inocentes.

Ya durante la estrategia de cerco financiero aplicado al país, ha sido Colombia un foco activo para desestabilizar nuestra moneda y nuestra economía. Luego en plena pandemia se estimuló desde aquel lado el paso de los llamados trocheros, para generar brotes de la pandemia a lo interno de Venezuela.

Y como nada de eso ha dado resultado han instalado también campamentos paramilitares, para entrenar mercenarios como los de la fallida operación Gedeón. Igualmente han sido el ariete de una política xenófoba contra connacionales, que se encuentran en tierras colombianas. Al actuar de ese modo Duque desconoce la historia fundacional de nuestras repúblicas, así como años de lazos comunes en lo económico, político y cultural.

Desconocer la historia

Pero también, Duque desconoce la historia reciente. Y es que producto de la guerra civil que azota a Colombia, desde hace más de 70 años, Venezuela ha recibido por lo menos 5 millones de colombianos expulsados de su territorio. A estos ciudadanos se les ha acogido con generosidad y amplitud.

El Comandante Eterno, Hugo Chávez, hasta realizó un tremendo esfuerzo por legalizar a todas estas personas. Y regularizar su situación en materia de acceso a los bienes y servicios básicos, que garantiza el Estado Venezolano, como salud, vivienda, educación y alimentación, entre muchos otros.

Actitud similar ha tenido la alcaldesa de Bogotá, Claudia López, quien en reiteradas ocasiones, ha emitido comentarios xenófobos contra ciudadanos venezolanos, radicados en la capital colombiana.

Colombia y Venezuela, dos modelos contrapuestos, el primero animado por el odio santanderista. El segundo movido por el amor bolivariano a la Patria Grande. Ahora cuando venezuela confronta dificultades terribles, se abalanzan sobre ella los enemigos de la unidad latinoamericana. Pero más temprano que tarde se anunciará la alborada de un sendero de unión y recuperación económica.

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