La ley del Papa Francisco contra la pedofilia

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El impacto que tiene en nuestra mente, la imagen de un sacerdote que abusa de un menor de edad es terriblemente indeleble y por desgracia, se ha convertido en algo recurrente. Dolorosamente recurrente.

El Código de derecho canónico tiene tipificados diversos delitos que se refieren a abusos sexuales cometidos por un sacerdote. El canon 1395 § 2 especifica lo siguiente:

“El clérigo que cometa de otro modo un delito contra el sexto mandamiento del Decálogo, cuando este delito haya sido cometido con violencias o amenazas, o públicamente o con un menor que no haya cumplido dieciséis años de edad, debe ser castigado con penas justas, sin excluir la expulsión del estado clerical cuando el caso lo requiera”.

De inmediato se asoma una curiosa pregunta, ¿cambia la naturaleza gravísima del delito el hecho de que el menor tenga más de dieciséis años? Porque según esta tesis es delito cualquier pecado contra el sexto mandamiento. El canon del que hablamos sólo tipifica los pecados que se hayan cometido con violencia o amenazas, o públicamente o con un menor de dieciséis años. Más adelante se hacen unas precisiones acerca de la edad del menor ofendido y también sobre las personas que habitualmente tienen un uso imperfecto de la razón.

Si no se cumplen estos requisitos, el legislador no tipifica es conducta como delito. No quiere decirse con esto que no sean grave, ni siquiera que sean menos grave que aquellos actos que sí son delictivos. Cuando el legislador tipifica unas conductas como delictivas y otras no, tiene en cuenta muchos factores, no solo la gravedad del pecado. Extenderse en esta cuestión excede el objetivo de este artículo.

La Conferencia Episcopal de los Estados Unidos (país donde han tenido lugar escándalos de enorme impacto), en las normas esenciales, prevé al respecto que:

“Si la pena de remoción del estado clerical no se ha aplicado (p. ej., por razones de la edad o de enfermedad avanzada), el delincuente deberá conducir una vida de oración y penitencia. No se le permitirá celebrar la Misa públicamente o administrar los sacramentos. Se le ordenará no usar el traje clerical, o presentarse públicamente como sacerdote”.

Parece sin dudas, una pena por tan severo proceder. Y esto es motivo de debates constantes en el seno de la sociedad y de sus más representativas instituciones. El prestigio de la Iglesia Católica, de milenios de historia, peso y tradición, es sin duda vinculante en toda esta trama.

Ahora bien, el delito de abuso sexual ha quedado reservado a la Congregación para la doctrina de la fe, si se comete con un menor de 18 años, por la Carta que aprueba las Normas sobre los delitos más graves. Cuando se dé este caso, se deben aplicar las indicaciones de dicha Carta. Por lo tanto, se reserva a la misma Congregación la sustanciación del proceso. El Ordinario o Superior, cuando tenga noticias verosímiles de que se ha cometido un delito reservado a la Congregación, lo debe comunicar, aunque la Carta indica que, salvo que la Congregación avoque así la causa, debe proceder con su propio tribunal. Este tribunal diocesano, además, ha de estar compuesto sólo de sacerdotes. Esta disposición arroja sobre el proceso una enorme ventaja para el procesado.

Pero el Papa Francisco (Jorge Bergoglio) está haciendo historia. Ya en 2019, exactamente en el mes de febrero, el Pontífice argentino deja claro hacia dónde van sus propuestas. Para crímenes monumentales, castigos ejemplares. Esto es lo que parece decir al haber firmado la retirada del estatus clerical al ex cardenal Theodore McCarrick, la figura que más representa la gravedad de la lacra de los abusos sexuales clericales a menores en Estados Unidos. Al reducirlo al estado laico, el Vaticano le aplica la pena más severa que contempla la ley canónica, con lo que el estadounidense se convierte en el perfil de más rango en la Iglesia católica que recibe este castigo en la historia reciente.

En este sentido, el Papa Francisco admitió este jueves que está sometiendo a una profunda revisión la ley canónica sobre el abuso sexual de menores cometido por religiosos.

Los cambios aún no han sido definidos, por lo que las autoridades religiosas no han divulgado las nuevas reglas, señaló AFP.

En diciembre el líder de la iglesia católica dio un paso clave en la lucha contra los abusos sexuales dentro de la Iglesia, al levantar el secreto pontificio sobre esos crímenes.

Esto significa que las denuncias, los testimonios y los documentos de los juicios internos de la Iglesia sobre los abusos sexuales cometidos por curas se pueden entregar a la justicia civil.  

También habló sobre el tema al recibir a los miembros de la Congregación para la Doctrina de la Fe, encargada de las denuncias por abusos sexuales perpetradas por curas y que decide la apertura de juicios internos en la Iglesia.

“Van en la dirección correcta al actualizar la legislación con el fin de hacer que los procedimientos sean más eficientes”, comentó el Papa.

“Les insto a continuar con firmeza”, agregó Francisco.

Theodore McCarrick

Aguas adentro

En Venezuela, los escándalos sexuales que involucran a sacerdotes católicos están a la orden del día.

Tanto el fiscal general Tarek William Saab como el Ministro de Interior y Justicia Néstor Reverol han recriminado a la Iglesia católica venezolana el “encubrimiento” de casos de pedofilia.

Por ejemplo: el presbítero Jesús Manuel Rondón Molina fue asesinado el pasado 20 enero en el estado Táchira, por un joven que confesó haberlo estrangulado tras haber abusado de él, desde que tenía 14 años años, y amenazarlo con hacer lo mismo con su hermano de 10 años.

Reverol, entretanto, considera que hay “perpetradores de la pedofilia instalados en la Iglesia católica y actúan con la complicidad de algunas de sus autoridades”.

“Las autoridades católicas en vez de dedicarse a la política (…) deberían hacer una campaña profiláctica para execrar de sus filas a estos sacerdotes que se dedican a esta aberrante actividad”, manifestó en una postura que expresó frente a los medios de comunicación y reiteró luego en redes sociales.
Sin embargo La Conferencia Episcopal Venezolana no generó una respuesta más allá de un lamento por los hechos, y pidió a las autoridades estatales esclarecer la causa sin vincularlo a la política, lo que deja claro su doble moral, puesto que el alto clero ha estado vinculado a la derecha en cada acción golpista y desestabilizadora contra el gobierno legítimo y el pueblo venezolano.

 

 

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