Este lunes 26 de septiembre el Orinoco y el Magdalena se abrazarán, la frontera, que no divide a las almas, vuelve a abrirse en la nueva relación entre Colombia y Venezuela; y esto es solo un aspecto de las decisiones adoptadas por el Presidente Nicolás Maduro y el Presidente Gustavo Petro. Una buena noticia para América Latina.
Es previsible que la relación comercial se incrementé aceleradamente, como ya se expresa en múltiples conversaciones de los grupos empresariales pequeños, medianos y grandes de allá y de aquí; es la ecuación perfecta de la cooperación en economías que son altamente complementarias y ahora, con gobiernos con el suficiente respaldo popular para poner en marcha la nueva etapa de la integración de América Latina y el Caribe.
Los enemigos de nuestros pueblos nunca pudieron entorpecer la amistad profunda entre colombianos y venezolanos, entre venezolanas y colombianas; eso es algo que los técnicos del Fondo Monetario Internacional no pueden entender, hay mucha historia, hay mucha cultura, hay mucho calor humano y hay una espada de Bolívar caminando por las calles de Bogotá.
Que si de solidaridad se trata podemos ahora intercambiar saberes, intercambiar recursos para emprender una lucha a fondo contra la pobreza de manera común; porque la integración no es una cifra, la integración es un objetivo histórico.
No obstante, podemos sí acudir a todos los instrumentos que creó la primera etapa de la integración, para reactivarlos, para reanimarlos; y para que esto sea una decisión política de los gobiernos y de los pueblos. Una buena noticia es que se abra la frontera para que fluya la solidaridad.
¿Cómo no recordar al Comandante Chávez cuando la unidad renace entre Colombia y Venezuela y cuando los vientos de cambio llegan a todo el Continente?.
ROY DAZA.
