Estamos confrontando un momento de máximas dificultades. En muchos sentidos, la situación por la que atraviesa el país, incluso supera las penalidades impuestas al pueblo cubano durante el denominado período especial de los años 90. Es un crimen de lesa humanidad.
Lo que eufemísticamente han dado en llamar como «presión internacional», en realidad ha sido una operación minuciosa de estrangulamiento financiero y económico. Más de 300 medidas emitidas por la Casa Blanca, entre «sanciones» y órdenes ejecutivas, han tenido un impacto catastrófico en nuestra economía.
Las baterías de esta operación genocida se han enfilado con precisión, casi quirúrgica, sobre las instituciones más importantes del sistema productivo interno. PDVSA, Banco Central de Venezuela, Bandes, Fonden y, en general, la banca pública han sido cercados.
Instituciones maniatadas
Con las manos amarradas, la república se ha visto imposibilitada de refinanciar su deuda, comercializar su petróleo y derivados y acceder a nuevas formas de financiamiento. Ha sido una acción criminal, como pocas en la historia, incluso en medio de esta pandemia de covid-19, que mantiene contra la pared a la humanidad completa.
Aún así, de tanto en tanto, los exponentes más rancios de eso que llaman el guaidosismo, tienen el descaro de aparecer en medios y redes sociales con el mismo discurso gastado y mentiroso.
Se atreven a hablar de «presión internacional» e incluso le piden a la gente que se siga calando las mal llamadas «sanciones». Porque según ellos han sido exitosas y «pronto» van dar el resultado esperado, es decir, sacar del poder al presidente constitucional, Nicolás Maduro.
Sin embargo, luego de casi 6 años de bloqueo asesino, el presidente Maduro sigue en Miraflores, políticamente esta «presión» ha sido un total fracaso. Pero, la estrategia del estrangulamiento lo que sí ha causado es un atraso sensible en el plano económico.
Y no podía ser de otra manera, en un país cuya fuente de divisas depende en un 97% de PDVSA, no hay que ser un genio, para entender que al estrangular a la casa matriz, estrangulan también a toda la economía venezolana.
Descalabro económico
Las cifras son demoledoras, entre 2014 y lo que va de 2020 los ingresos en divisas se han desplomado en un 99%. De 39 mil 639 millones de dólares que ingresaron en 2014, en lo que va de 2020, apenas han entrado al fisco US$ 477 millones. Algo sencillamente espantoso, un descalabro digno de una confrontación bélica convencional.
Estamos en guerra. Es una realidad que se puede verificar todos los días, gracias al lobby antivenezolanista de Guaidó y su combo. Y a las ambiciones imperiales e ilimitadas del gánster de la Casa Blanca, Donald Trump.
Para salir de este atolladero económico hay que comenzar por restablecer el orden en lo político. Es imprescindible que se pueda renovar el Poder Legislativo. Para desde el foro parlamentario iniciar una cruzada internacional de desmontaje de las «sanciones». Así como la ejecución de todas las acciones trazadas en el proyecto de Ley Especial Antibloqueo.
Del mismo modo, una Asamblea Nacional recuperada de las garras del servilismo, tiene que convertirse en el puntal del rescate de la estabilidad institucional, para a su vez promover de forma articulada un proceso de recuperación interna, fundamentalmente en lo económico.
Este pueblo repudia el cerco norteamericano en más de 90%. La gente está escribiendo con estas páginas de heroísmo, unas jornadas de gloria para la vida republicana. Es el bloqueo, a qué dudarlo, un crimen de lesa humanidad. Quieren rendirnos por hambre, pero se van llevar una lección de dignidad.
DANIEL CÓRDOVA
@dcordovaster
