Contradicciones en la frontera: venezolanos que cruzan el Río Bravo y el recibimiento de La Migra

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Durante los últimos días, han circulado imágenes y videos en los que se muestra a venezolanos cruzando el Río Grande o Río Bravo que conecta la frontera entre México y EE.UU. Esto ha servido para activar una campaña internacional a través de los medios de comunicación y redes sociales. Pero, ¿qué hay más allá de lo que se ve?, ante el poder de la mediática mundial que se encarga de dar fuerza a noticias dispersas, para generar matrices que apuesten al alcance de sus propios intereses en la opinión pública.

Estados Unidos y México comparten una frontera de unos 3.100 km. Al sur de Texas, una de las entradas más utilizadas por las mafias para introducir personas de manera ilegal al país, llegan miles y miles de migrantes a diario. Sin embargo, la gran mayoría proviene de Guatemala, El Salvador y Honduras, desde donde los migrantes huyen de la violencia incentivada por las pandillas; además de la pobreza y la desidia en general de sus países. Pero otro elemento fundamental es la atracción que genera “el sueño americano”.

Lo que ocultan los medios

En lo que va de 2021 han sido arrestados más de 178 mil migrantes en ese borde fronterizo; muchos de los cuales resultaron recluidos en instalaciones de detención del Servicio de Inmigración y Aduanas, llamado “La Migra”. De ese universo, unos 300 migrantes venezolanos han cruzado el paso, de acuerdo a información de medios locales. Mientras que, por ejemplo, en un solo día, al menos 9 mil hondureños en grupos de 3 mil personas, pasan de una frontera a otra sin seguridad de ser refugiados.

Un fenómeno importante es que el arribo de extranjeros a Estados Unidos pasó de cerca de 7 mil en enero a alrededor de 19 mil en febrero, de acuerdo con datos del Servicio de Control de Inmigración y Aduanas (ICE). Este hecho sucede en torno a la retórica del presidente de ese país, Joe Biden que prometió hasta 4 mil millones de dólares durante su mandato, para combatir la corrupción y frenar un flujo de entrada, que ronda el medio millón de migrantes centroamericanos al año. Además de flexibilizar las políticas migratorias.

A pesar de que ya no aparece en primera plana como sí sucede con la noticia de los venezolanos cruzando el Río Bravo, la llamada caravana de migrantes de centroamérica (repleta de secuestros de niños y niñas, cárcel y abusos de todo tipo por parte de las autoridades de EE.UU.); aún se mantiene.

¿Qué sucede con los venezolanos?

Si bien es cierto, que el bolsillo de los venezolanos ha estado golpeado debido a la situación generada por el bloqueo de activos y las medidas unilaterales, un venezolano promedio que cruza la frontera entre ambos países necesita un mínimo de 3.500 dólares para todos los gastos que esto requiere: pago de boleto aéreo hasta México, transporte terrestre hasta la ciudad fronteriza, el pago a los llamados “coyotes” (en caso de cruzar por el río), y el resto de gastos por procedimientos legales al ingresar a los centros de detención. Es decir, una familia de 4 miembros, que cruce la frontera de esta manera, necesita unos 14 mil dólares. Estas diligencias están lejos de un migrante centromericano promedio, que vive en la pobreza extrema en su país; venden sus pocos bienes para principalmente pagar a los “coyotes”, que a ellos les puede costar hasta 10 mil dólares, según varios testimonios.

Resulta curioso que, los recibimientos por parte de las autoridades migratorias estadounidenses a estos venezolanos que protagonizan los recientes videos virales, se destaquen por su amabilidad, cordialidad y respeto. Mientras que con los migrantes centroamericanos, ocurre completamente lo contrario. Muchos son perseguidos, detenidos sin el debido procedimiento y hasta maltratados. Los menores de edad hasta son enjaulados.

¿Refugios o cárceles para niños?

Desde que Biden abrió la frontera a los niños no acompañados que buscan asilo, al menos 20 mil niños migrantes centroamericanos permanecen en albergues.

Según una investigación reporteril de la BBC, los niños son tratados como presos, en condiciones infrahumanas. Luego de salir, algunos infantes denunciaron que les alimentaban con comida vencida, podrida o no cocida correctamente. Además recibían amenazas de la patrulla si los espacios de convivencia llamados “neveras” estaban desordenados. Las neveras son cuartos o cubículos extremadamente fríos en las instalaciones de procesamiento de migrantes de la Patrulla Fronteriza de EE.UU. De hecho, según este reportaje, muchos niños salen con traumas psicológicos luego de vivir tal experiencia.

Por su parte, las imágenes capturadas por periodistas que esperaban del lado estadounidense de la frontera con sus cámaras preparadas, y que se difundieron en redes, muestran a La Migra dando una mano a los niños venezolanos que cruzaban el Río Bravo. ¿Por qué no sucede lo mismo con los centroamericanos?

¿Pies secos, pies mojados?

Sobre los desacuerdos y la insistencia del gobierno de Estados Unidos en contra de su par venezolano, se puede percibir que existe una preferencia por beneficiar de alguna u otra manera a los venezolanos que llegan a ese país para sacar algún provecho político de tal situación que tiene similitud con la política “Pies secos, Pies mojados” de 1995, que consistía en permitir el ingreso de inmigrantes provenientes de Cuba solo si habían pisado la costa estadounidense.

Recientemente, el Departamento de Seguridad de Estados Unidos, anunció una vía rápida para procesar los casos de asilo político de migrantes que entren de manera irregular por la frontera sur del país.

TPS: ¿Una trampa?, ¿A quién beneficia?

Estos para nada extraños tratamientos que se le están dando a los migrantes venezolanos, tienen mucho que ver con el Estatuto de Protección Temporal (TPS, por su sigla en inglés) para migrantes venezolanos anunciado por Biden. La medida beneficiaría a unas 328 mil personas, quienes pudieran trabajar legalmente en el país durante los próximos 18 meses, sin riesgo de deportación, con la condición de que hayan ingresado al país hasta el 8 de marzo de 2021.

Muchos venezolanos asumieron que con este nuevo permiso, asegurarían su residencia permanente o ciudadanía en el país del norte, pero lo cierto es que este no provee de un camino seguro a estas condiciones que reconocen una serie de derechos políticos y sociales.

Pero, mientras Biden juega a simular compasión por Venezuela y las complicaciones de los migrantes en los EE.UU., reiteró que su país no tiene prisas en retirar las sanciones contra la nación bolivariana. Las mismas afectan a 30 millones de venezolanos dentro y fuera del país.

 

Migraciones en el mundo: la securitización de un problema social

 


 

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