Cambian de nombre pero son los mismos: La extrema derecha se «reconfigura» en una nueva plataforma

La oposición extremista de Venezuela anunció que se “reconfigura” y que mientras el tiempo avanza hacia adelante, ellos prefieren echar hacia atrás.

La alianza política aglutinada por su odio común hacia el bolivarianismo, confirmó que la experiencia nula del Frente Amplio, y antes C.U.L.O., vuelve a reeditar sin complejos las formas anteriores de lo que fue la Mesa de la Unidad Democrática.

La oposición que regenta Guaidó estima aglutinar en esta “reconfiguración” a más sectores de la “sociedad civil”; esa etiqueta clasista con que la derecha prefiere esquivar la vulgaridad de ser pueblo.

Mesa con «patas flojas»

Lo que pretende ser un “borrón y cuenta nueva” en el plano de la oposición radical tiene en contra un detalle no menor, y es que es la iniciativa encabezada por un político fracasado.

Otro gran plomo en el ala es que la extrema derecha insiste en la estrategia de cambiar de nombre sin cambiar de plan. Y siguen demostrando con sus actos que son una “nomenclatura política” tutelada por EE.UU. ya que el pasado 27 de marzo el funcionario norteamericano James Story adelantó “el cambio” que venía.

En el comunicado publicado para la ocasión, los opositores vuelven a ratificar el manido objetivo de “alcanzar una transición política exitosa que derive en libertad y progreso para nuestro país”.

Insisten, a pesar de todas las pruebas cotidianas que demuestran lo contrario, de que enfrentan “una dictadura”.

En un segundo punto de esta oposición que se «reconfigura», plantean seguir encabezando la estrategia de presión económica sobre el país, aunque sin llamarlo así. Expresan que asumirán “como objetivos prioritarios y fundamentales alinear todas las acciones, presiones e incentivos nacionales e internacionales” para que se convoquen elecciones generales; y “ayuda humanitaria” para atender “la inmensa emergencia humanitaria, destacando la atención a la pandemia causada por el covid-19”.

Análisis limitado

El enfoque dramático sobre la pandemia en Venezuela revela que la oposición extremista tiene un sentido limitado para comprender este fenómeno y que, en comparación al resto del continente, el país ha conseguido un relativo control de la enfermedad.

Al mismo tiempo la subordinación extranjera de esta versión opositora confirma que para ellos la reafirmación soberana del país y la validez de la decisión de sus ciudadanos pasan por conseguir la verificación y reconocimiento internacional.

Sobre lo que sucede en Apure, el comunicado con el que se “reconfigura” la oposición, se refiere a ello como “recientes enfrentamientos armados en nuestra frontera que amenazan nuestra integridad territorial”, sin condenar a estos grupos criminales que el gobierno señala como grupos estructurados y funcionales al narcotráfico colombiano apoyados por Iván Duque.