La humanidad respira un poco porque el «psicótico», «sociópata» tendrá que recoger sus maletas y marcharse. Quizás sea en Venezuela, específicamente, donde las políticas criminales de este ganster causaron tanto daño, que se perciba el hecho con más alegría. Todo el país debe sentir un fresquito por la estruendosa derrota de Donald Trump. A fin de cuentas, él fue el principal jefe de un engendro de la política venezolana como Juan Guaidó. Pero conviene seguir alertas, porque, Joe Biden, no es ningún corderito.
Por tanto, no hay que llamarse a engaños. La perspectiva de «comerse las hallacas sin Trump«, ciertamente es halagüeña. Especialmente, porque el supremacista se va lejos de la Casa Blanca, mientras que el presidente constitucional de todos los venezolanos, Nicolás Maduro, sigue despachando desde el Palacio de Miraflores. Sin embargo, hay que ver bien quién es el demócrata Joe Biden, pues como dicen popularmente, cabe la pregunta: ¿De Guatemala para «Guatepeor»?
Lamentablemente, todo indica que sí. A pesar de su estilo mucho más moderado, sus buenas formas y su imágen de abuelito «bonachón», este señor está lejos de ser una mansa palomita. A sus 77 años de edad con una dilatada trayectoria política de casi 50 años, Biden conoce al detalle todos los vericuetos de la política gansteril norteamericana. De hecho ya ha participado de casi todos ellos. Primero con una amplia carrera de más 30 años como senador y luego en dos períodos como Vicepresidente de Barack Obama.
Sanguinario, guerrerista
Exhibe al igual que su antiguo compañero de fórmula Obama, el nada grato récord de llevar las riendas de la gestión presidencial con más años (8) consecutivos en guerra. Biden fue «la mano que mecía la cuna», para mantener las guerras en Irak y Afganistán. Igualmente, fue decisiva su apreciación para embarcarse en las intervenciones mercenarias contra Libia, Pakistán, Somalia y Yemen. Países donde se han cometido crímenes de lesa humanidad, con cientos de miles de muertos.
Biden tuvo un papel protagónico en la logística y ejecución del golpe parlamentario contra la ex presidenta de Brasil, Dilma Rousseff. Y aún peor, él y su entonces jefe político, declararon a Venezuela como una «amenaza inusual y extraordinaria«. Sobre la base de aquella infame orden ejecutiva, emitida en 2015, se tejió luego todo el entramado criminal de asfixia a la economía venezolana.
Además, antes de estar en las «grandes ligas» de la política norteamericana, su trabajo como senador fue clave para el belicismo. Esto porque gracias a Joe Biden, George Bush hijo pudo iniciar su matanza en Irak, basado en pruebas falsas (armas de destrucción masiva). Esa guerra espantosa ha significado la muerte de 1 millón de iraquíes, entre ellos cientos de miles de niños.
Pederasta y plagiario
Pero en lo personal, Biden también está lejos de ser un santurrón. Su candidatura presidencial en 1988 se desinfló tras ser acusado de plagiarse un discurso del líder laborista inglés, Neil Kinnock. También se ha visto envuelto en sonados casos de pederastia y acoso sexual contra niñas y damas por sus «tocamientos» indebidos.
Al menos 2 mujeres (Lucy Flores y Amy Lappos) le acusan de conductas inapropiadas. Igualmente se le ha señalado por aparecer en vídeos realizando incómodos contactos con niñas y adolescentes.
Cómo se ve el «abuelito» Joe Biden es todo un macabro personaje de la política norteamericana. Lo peor son los intereses que representa, diversos analistas han advertido, que este señor puede ser el presidente de una gran conflagración termonuclear mundial. Con semejantes mafias en la Casa Blanca, lo único que puede causar sosiego a la humanidad, es que realmente el pueblo de ese país haga una revolución.