En política todas las decisiones cuentan y pasan factura. A estas alturas del juego debería ser una lección bien aprendida para sectores que no han parado de coquetear con los atajos. Sin embargo, como no aprenden, los cabecillas de la oposición violenta (G-2.4) ahora se extinguen en la soledad.
Veinte años no son nada, como dice la canción, pero en la lucha política es un tiempo considerable. Que, por cierto, los extremistas de derecha han desperdiciado por completo estrellándose una y otra vez contra el mismo muro de fracasos.
Golpes de Estado, guarimbas (I, II, III y IV), planes de magnicidio (I, II y III), bloqueo económico, guerra económica interna, sabotaje terrorista a los servicios básicos, paro petrolero, “sanciones” a PDVSA y despojo de bienes engalanan el vasto prontuario de los violentos.
En su desespero han sucumbido ellos mismos, arrastrando a viejas generaciones y sepultando a las nuevas. El país les sigue dando un mensaje fuerte y claro: nadie desea guerras fratricidas, la gran mayoría queremos paz y elecciones, pero ellos se empeñan tercamente en delinquir.
Cuadro a cuadro
El papá de los violentos. Aunque dicen que las derrotas son huérfanas, el fascismo venezolano tiene un padre indiscutible: el señor Leopoldo López. Aquejado de un trastorno narcisista de la personalidad, desde su más tierna infancia le hicieron creer que estaba predestinado.
El hombre no sólo se creyó la versión supremacista que le fabricaron sus padres, sino que el traje de elegido le encantó. Por eso su mami le dio un dinerito, que tomó prestado de la PDVSA aristocrática, para que fundara su partido político.
Y las bases ideológicas de alguien que se jura ungido por un poder celestial, no podían ser otras que las ideas fascistas y neoconservadoras de tradición, familia y propiedad. Se disputaba el protagonismo en Primero Justicia, con Henrique Capriles Radonski y Julio Borges.
Todos fueron Carmona firmantes y todos fueron perdonados en varias ocasiones. Las ansias de poder, la guerra de egos, llevó a López a montar tienda aparte con Voluntad Popular. Esta plataforma criminal ha sido utilizada para tramar invasiones y magnicidios.
Fracaso político
Actualmente, Leopoldo ya no se puede vender como una joven promesa. El peso de los años y los varios fracasos políticos, lo han sacado de carrera. Soñaba con ser presidente, pero apenas llegó a una alcaldía. Hoy está prófugo de la justicia venezolana e inhabilitado políticamente.
Juan Guaidó. Seguramente pasará a la historia como el títere más ladrón de todos los tiempos. Este sujeto fue la ficha que se jugó Leopoldo López, para mover los hilos del golpismo desde la prisión. Lo que no contaba López, es que el “genio” se saldría de la botella, no para hacer la tarea, sino para robar a manos llenas.
En poco más de un año de gobierno imaginariamente interino, el autoproclamado Guaidó ha estado involucrado en tantos escándalos de corrupción, que seguramente puede optar a un record Guiness.
Los países de la Unión Europea se arrepienten de haberse embarcado así y el mismísimo Donald Trump, lo considera un Beto O Rourke, es decir alguien que arranca bien y se desinfla en seguida. Desprestigiado y repudiado a Guaidó le espera un destino bastante parecido al de su mentor.
Desintegrados
La Fiscalía General de la República ha solicitado al Tribunal Supremo que el partido Voluntad Popular sea declarado como organización terrorista. O sea, que a la fórmula G-4, ha perdido una molécula de 1,6 protones y se reduce a 2.4.
En Primero Justicia la ruta violenta también dejó hondas cicatrices. Julio Borges, quien asumió el testigo como presidente de la Asamblea Nacional en desacato, está prófugo, escondido en la misma nación que le dio cobijo al fugaz Pedro Carmona Estanga.
Borges fue un activo lobista de las mal llamadas sanciones contra el país y llegó a señalar a los venezolanos como una plaga para la región. Desde emborracharse para acatar los mandados de su amo gringo, hasta gimotear en medios internacionales, clamando por una invasión, figuran en la hoja de vida de este esperpento político.
Pero quizás lo más criminal que ha hecho Borges fue atropellar a un menor de edad en el país donde se esconde y darse cobardemente a la fuga. Esa es la catadura moral de un sujeto impresentable.
Inhabilitado
En la otra ala está Henrique Capriles Radonski, al ser derrotado por el presidente Nicolás Maduro, en las presidenciales del año 2013, este sujeto llamó irresponsablemente a la gente que votó por él a “descargar la arrechera”. La gracia generó la muerte de varias personas y destrucción de bienes públicos y privados. Fue una de las primeras ediciones de la guarimba en la era Maduro.
Capriles fue inhabilitado políticamente 15 años. La decisión tomada por la Contraloría General de la República se basó en diversos ilícitos cometidos por el líder opositor mientras se desempeñó como gobernador de Miranda.
Su inhabilitación política y la guerra a cuchillos en el seno de la unidad opositora han aplacado un poco la soberbia de Capriles, quien ahora ha mostrado atisbos de sensatez, opinando a favor de la realización de elecciones.
Adelante miliciano
Henry Ramos Allup, este hombre es quizás uno de los políticos más experimentados de la facción opositora. Sorprende que se haya dejado arrastrar por la ambición de los violentos. Diputado en varios períodos de la era puntofijista, conoce muy bien las artimañas de la política burguesa.
De esa época vienen los señalamientos de favorecer a su suegro Franco D’ Agostino con jugosos contratos en el ramo de la construcción. Tras la victoria opositora en la Asamblea Nacional, con los votos que arrimó AD, Ramos a Allup se erigió como el primer presidente del parlamento en desacato.
Ahíto de poder y como buen manejador de los símbolos ordenó el desalojo de las imágenes del Padre de la Patria, Simón Bolívar y del Comandante Hugo Chávez. Era un abreboca de lo que se venía.
Ramos Allup prometía que en seis meses sacaría a Maduro del poder. Han pasado más de 5 años y Maduro sigue en Miraflores y él va rumbo a la extinción como sus colegas jurásicos. Aunque corren versiones de que, zamarro como es, se reserva algunas cartas bajo la manga para mantener su participación tras bastidores en las venideras parlamentarias.
Bordón zuliano
Completa la pléyade de este trabuco de la violencia, el señor Manuel Rosales, político del Zulia quien llegó a ser gobernador de la entidad y estuvo envuelto en distintos escándalos de corrupción, tanto él como su esposa, Eveling Trejo de Rosales.
Recibió una derrota aplastante del Comandante Eterno Hugo Chávez, en las presidenciales de 2006. Luego de lo cual jamás levantó cabeza en el mundo de la política. De hecho, tras los escándalos de corrupción, huyo del país en 2009 y se mantuvo 6 años en Perú.
Regresó a Venezuela en 2015 y fue arrestado al pisar suelo venezolano. Fue amnistiado durante el proceso de diálogo de ese mismo año. Y luego enseguida volvió a las andanzas del aventurerismo y la irresponsabilidad con su partido Un Nuevo Tiempo, extraño derivado de AD.
Estos son los rostros de los violentos y sus historias muy resumidas. Probablemente huyan hacia adelante llamando nuevamente a la abstención en las parlamentarias. Si persisten en el delito, su destino será extinguirse en soledad, porque Venezuela quiere paz.