Juan Guaidó: de mendigo a millonario

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El negoción de ser opositor en Venezuela

EE.UU. ha acusado a altos cargos del Gobierno de Nicolás Maduro de estar inmersos en hechos de corrupción, narcotráfico, enriquecimiento ilícito y legitimación de capitales. El corolario de dichas acusaciones son las tristemente célebres “sanciones administrativas”, que incluyen, entre otras cosas, prohibición de entrada a territorio estadounidense, revocación de visas, y sorprendentemente “congelación de cuentas y confiscación de activos en el extranjero” para todos los funcionarios de la lista,  encabezada por el propio Maduro.

Lo risible del asunto es, que hasta la fecha, el departamento de Estado no ha presentado ninguna prueba que avale la existencia de dichas cuentas, ni siquiera un depósito bancario, un registro de apertura o algún documento similar. Y en cuanto a los supuestos bienes, ni el Secretario de Estado, ni el Estado de la Florida, ni la ciudad de Miami (donde se ha especulado que existen la mayoría de los inmuebles) han sacado a la luz los certificados de propiedad de los mismos. El show se maquilla con matices tan dramáticos como pueriles. “Embargan” inmuebles que no existen y “congelan” cuentas que jamás han sido abiertas.

Y mientras el mundo asiste a la representación de una comedia bufa, el autoproclamado presidente interino, ya no puede esconder lo “bien que le ha ido” desde que salió del anonimato más oscuro, para convertirse meteóricamente, en el líder de la oposición venezolana, algo que sin el auxilio de la Casa Blanca, jamás habría tenido lugar.

Empieza la parranda

El medio de comunicación “Los Ángeles Times” publicó un informe donde revela que el Gobierno de EE.UU. desvió fondos destinados a Honduras y Guatemala para apoyar campaña, sueldos y propaganda del equipo del diputado venezolano, Juan Guaidó. Según el rotativo, el monto sobrepasó los 40 millones de dólares, los cuales debieron ir a los países centroamericanos como verdadera ayuda humanitaria, pero fueron usados para apoyar al diputado a la Asamblea Nacional en desacato, quien está a su vez inmerso en escándalos de corrupción por donde quiera que se le mire. El informe, trae anexado un memorándum, fechado el pasado 11 de julio 2019, y contiene una notificación de la “Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo Internacional” (USAID, por su sigla en inglés) al Congreso, que informa sobre el desvío de 41,9 millones de dólares.

“Todo este dinero que se desvío fue a parar a manos de Guaidó y su facción – reza la nota – a pagar sus salarios, billetes de avión, entrenamiento para la ´buena gobernanza´, propaganda, asistencia técnica para celebrar las elecciones y otros proyectos para ‘la consolidación de la democracia‘”, reporta el periódico. “Lo que  hicieron fue esencialmente tomar el dinero para ayudar a niños pobres centroamericanos y pagar con él los salarios de Guaidó y sus oficiales y empleados”, afirmó en condiciones de anonimato un ayudante de un congresista familiarizado con el asunto.

Las denuncias contra el entorno de Guaidó

La primera denuncia la hizo Orlando Avendaño en el ultraderechista portal miamero Panam-Post”. Recordó que la oferta que atrajo a algunos miembros de la Fuerza Armada Nacional Bolivariana fue que todo aquel que abandonara al presidente constitucional Nicolás Maduro sería tratado como un héroe, asegurándose el futuro. Los militares desertores terminaron hospedándose en siete hoteles de Cúcuta. Escándalos, prostitutas, alcohol y violencia; estadía en hoteles, manutención de ellos y su familia; medicinas, comida, bebidas, hospital, protección oficial colombiana: lo que necesitaran.

El ministro venezolano de comunicación e información, Jorge Rodríguez, recordó que desde el 23 de marzo 2019, se denunció con pruebas “el entramado de corrupción y conspiración internacional contra el país desde Cúcuta”, por el entonces presidente de la  Asamblea Nacional, Juan Guaidó, con dinero enviado (centenas de miles de dólares) para reclutar sicarios, bajo la excusa de repartir ayuda humanitaria a la población. Juan Guaidó, por su parte, tuiteó: “Delegación en Colombia ha manejado con austeridad y limitaciones económicas situación de militares en ese país. Ante denuncias, pido al embajador Calderón Berti solicitar formalmente a organismos de inteligencia colombiana la investigación necesaria. ¡Transparencia ante todo!”. Calderón Berti denunciaría meses después su descontento por “manejos irresponsables del dinero” y “enriquecimiento descarado de los dirigentes, encabezados por Guaidó”

Y el secretario general de la OEA intentó también deslindarse de la corrupción que todos (incluido él) conocían: “solicitamos a jurisdicción competente investigación esclarecedora de graves cargos aquí formulados, determinar responsabilidades y exigir rendición de cuentas. No hay democratización posible bajo la opacidad de actos de corrupción”.

El robo de los fondos de Citgo

En 800 millones de dólares (solo en pasivos) se calcula el robo de fondos pertenecientes a la empresa estatal Citgo, filial de Petróleos de Venezuela (Pdvsa), operación planificada y ejecutada por miembros de Voluntad Popular y el entramado de corrupción que creó Guaidó, su más visible dirigente. La empresa tenía al momento de su confiscación un valor estimado en más de 13.000 millones de dólares. Son varios los delitos que cometieron los dirigentes de VP al recibir y apropiarse de grandes cantidades de dinero que estaban destinadas originalmente para facilitar en febrero del año pasado, una intervención militar desde Cúcuta, Colombia, con la excusa de ingresar supuesta “ayuda humanitaria” a Venezuela.

El modus operandi de Guaidó es robar los recursos de cualquier empresa venezolana en el extranjero, en complicidad con los gobiernos de Colombia, Estados Unidos. Una vez obtenidos los recursos, Guaidó y sus más cercanos colaboradores, todos pertenecientes al partido Voluntad Popular, crean ONGs ficticias para recibir el dinero y luego transferirlos a cuentas personales.

Citgo, filial de Pdvsa, fue ilegalmente apropiada por autoridades estadounidenses en complicidad con dirigentes opositores prófugos de la justicia como Carlos Vecchio, nombrado ilegalmente miembro de su junta directiva y “embajador” de Venezuela en Washington como condición previa para la apropiación y robo de fondos estatales venezolanos. La trama de corrupción creada por Juan Guaidó y los dirigentes de su partido es uno de los principales motivos de la evidente fractura de la oposición.

El vicepresidente estadounidense Mike Pence, en medio de este escándalo, lanzó un tuit, diciendo que su país había donado 213 millones de dólares, para ayuda humanitaria a Venezuela.  Mientras, Guaidó, Duque, Piñera y Almagro sacaban el saldo de un concierto que no recaudó casi nada (fue una estafa desde todos los puntos de vista) y se preparaban para la farsa de la entrada de la “ayuda humanitaria” a Venezuela del día siguiente, Vilca Fernández, José Manuel Olivares y Gaby Arellano preparaban a sus grupos de choque. El espectáculo cambió de un día al otro: del jolgorio, los selfies y la euforia, se pasó a los grupos de choque, los cocteles molotov, la violencia, la farsa. En 2019, Caroline Kennedy, hija del presidente Kennedy, viajó a Cúcuta y dio una donación cuantiosa (100 mil dólares) a una ONG, “creo que a Venezolanos en Cúcuta, que dirige Eduardo Espinel, hombre cercano a Iván Duque” En palabras de Lester Toledo. Por supuesto, esos $100 mil dólares desaparecieron también.

Nunca hubo intención de ayudar a nadie: la centrífuga de recursos terminó en el embudo de la corrupción binacional desarrollada bajo la figura del autoproclamado presidente, avalado por la secretaría general de la OEA y varios presidentes latinoamericanos y europeos.

Mientras los EE.UU intentan demostrar al mundo que Maduro es un corrupto narcotraficante, sin presentar más pruebas que “porque nosotros lo decimos y eso basta” Guaidó y sus familiares viven a todo tren; Fabiana, su esposa, exhibe un lujoso guardarropa de firmas de diseñadores internacionales “confeccionados especialmente para realzar la belleza natural de la primera dama venezolana” como titula “Vanity Fair” un reportaje al respecto. Las comunidades de Madrid e Islas Canarias, en España, han confirmado que el padre de Guaidó tiene en esas localidades números inmuebles y una empresa de servicios de traslados VIP con lujosos vehículos comprados por la escandalosa cifra de 450.000 euros cada uno.

Negarse a entender quiénes son los verdaderos ladrones es un asunto de simple ceguera, la ceguera moral, sin duda más perniciosa que no poder ver la luz.


 

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