Un mundo incierto donde hasta el agua se convierte en commodity

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La primacía del mercado en todos los aspectos de la vida humana, ha sido la variable determinante en esta etapa definida por algunos como la postmodernidad. Apelando a las categorías marxistas, básicamente, podría decirse que el valor de uso yace agonizante, mientras que el valor de cambio copa la escena. Esa dinámica ha sido llevada hasta más allá de los límites de cualquier racionalidad. Y ha visto hace algún tiempo un filón atractivo en los reservorios de agua potable. Así nos adentramos en un “mundo incierto”, como dijo el sociólogo norteamericano, Immanuel Wallerstein, que convierte en un commodity al -valga el trillado lugar común- “vital líquido”.

De acuerdo con la reseña de un medio alternativo iraní, el agua se está cotizando en la bolsa de Wall Street, tal como sucede con el oro y el petróleo. Esto quiere decir que los inversionistas están alimentado los especulativos mercados futuro, transando el agua como medidor de negociaciones trimestrales hasta 2022. Cada una de estas transacciones  puede representar hasta 10 acres-pies de agua, lo que equivale aproximadamente a 3,26 millones de galones (12,3 millones de litros).

Mercados especulativos

Las denominadas operaciones a futuro están vinculadas al Índice de Agua de California del Nasdaq Veles. Una plaza que fue creada hace dos años y que mide el precio promedio ponderado por volumen de agua.

Asimismo, hay contratos para enero de 2021 vinculados a este mercado spot de agua de California que ascienden hasta 1.100 millones de dólares. Estas posiciones se negociaban al 7 de diciembre en la bolsa a 496 dólares por una unidad de superficie de 1 acre-pie.

Este fenómeno ha sido denunciado hace algún tiempo por el escritor venezolano y abogado, Luis Britto García. El sagaz analista advierte que detrás de este tipo de transacciones, opera un maquinaria privatizadora de recursos naturales esenciales para la vida, como el agua.

Britto García ha definido este proceso de mercantilización extrema como las guerras del agua. “Para dominar a los seres humanos es necesario arrebatarles la naturaleza que les pertenece. Esto se logra mediante políticos que despojan del agua a todos para entregarla a las transnacionales. (…) La ofensiva para el acaparamiento de las aguas, como la del monopolio de las tierras, arranca con invasiones que toman el sistema legal como cabecera de playa para legitimar el despojo. Las guerras del agua no tienen límite ni fin“, concluye Britto García.

 


 

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