Rentismo petrolero y Formación Técnica Profesional | Por: Alfredo Carquez Saavedra

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Hace algún tiempo escribí en este mismo espacio que el rentismo petrolero no es culpa de la existencia de la renta proveniente de la explotación de los hidrocarburos. El cobro de impuestos y regalías por parte del Estado es un derecho que este tiene por ser propietario de la tierra. Y el uso bueno o malo que se haga de la recaudación es otra cosa.

En nuestro país a veces se confunde este asunto en el debate político, por desconocimiento y/o por el interés de algunos sectores políticos y económicos en confundir a la opinión pública, con el propósito de facilitar procesos tales como la reducción de la presión fiscal (para beneficio de las compañías y sus accionistas) e incluso para allanar el camino a políticas de privatización parcial o absoluta de las operadoras de este sector estratégico.

Insisto, lo malo no es la renta sino el rentismo, que no es más que el uso inapropiado de la misma. Y ese fenómeno es el que desde hace décadas (pero no 100 años, como afirman algunas personas) ha moldeado, no solamente la estructura económica de la nación sino también nuestra identidad, cultura y comportamiento individual y colectivo.

Y así como en el rentismo se manifiesta, entre otras formas, en el hipercrecimiento del sector servicios (comercio, banca, seguros, importaciones, etc) y en el bajo o mediano avance en la manufactura de bienes y de desarrollo tecnológico, el impacto es similar en lo que respecta al reclutamiento y preparación del personal necesario para atender los puestos de trabajo requeridos.

Estas contradicciones que existían antes, pero que eran menos notorias en momentos de altos ingresos petroleros, quedaron más que desnudas producto del bloqueo multidimensional ordenado y ejecutado por Estados Unidos y acatado sin chistar por la Unión Europea y Canadá. Ahora bien, si es cierto que se hace urgente darle un vuelco a la economía criolla, también habría que cambiar el modelo educativo y pasar de lo tradicional (es decir ir más allá de la escolaridad) a un sistema en el que los venezolanos comiencen a prepararse para el mundo del trabajo desde la premisa robinsoneana del aprender haciendo.

Ejemplos sobran en el mundo. Alemania se destaca por tener un poderoso engranaje entre el Estado, los sindicatos y las cámaras empresariales que en buena medida explica el éxito alcanzado en productividad y calidad de bienes y servicios y mejor aún, en cuanto a los altos niveles de cualificación de sus egresados.

Alfredo Carquez Saavedra

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Psuv.


 

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