Ya decía el gran Quijote de La Mancha: «Dejad que los perros ladren Sancho amigo, es señal de que vamos avanzando». Venezuela viene en un franco crecimiento económico, avanzando, sorteando bloqueos y sanciones que pretenden impedir que esto ocurra y sin embargo, nada la detiene.
El falso cuento de la llamada «ayuda humanitaria» es una carta que ya está gastada, no funcionó cuando montaron tarimas en la frontera y quisieron, a la mala, hacer entrar camiones cargados de odio y violencia. Estafaron a varios artistas y al final el pueblo triunfó al defender su soberanía con piedras y sudor patrio.
Ahora, en una nueva reedición de los «organismos mundiales envían recursos al país», llega la Unión Europea (UE) con 50 millones de euros en supuesta ayuda humanitaria, en vez de levantar las sanciones que mantienen sobre Venezuela, atentando directamente a la población.
Forran de titulares diciendo que será la mayor entrega de la historia, que lo hacen «para abordar las necesidades de las personas más vulnerables afectadas por las principales emergencias y conflictos en la región». Lo que no dicen es que esos mismos conflictos los generan las campañas en contra del país por un capricho de creerse los dueños del mundo y de pretender inmiscuirse en los asuntos internos de Venezuela.
Esta benevolencia de cartón, se deshace cuando esos recursos con supuesta ayuda humanitaria caen en las llamadas ONGs que trabajan para la desestabilización interna de la nación. Cuando las facturas quedan expuestas tras las investigaciones y se evidencian las intenciones reales de esos envíos con «ayudas».
EE.UU. al ruedo
La administración Biden no podía quedarse atrás en su empeño injerencista de hacerse de las riquezas del país. Como cuento repetido, anuncian que destinarán 83 millones de dólares en otra «asistencia humanitaria» a través de USAID para migrantes venezolanos, pero ni en broma levantan las más de 900 medidas coercitivas unilaterales que han alimentado el escenario para que exista esa migración.
La USAID está más que identificada y confesa en patrocinar los escasos y frustrados intentos de magnicidio o intentos de golpes de Estado en el país. Son las mismas arcas que van nutriendo a la derecha que rechaza la voluntad del pueblo venezolano. Es otra temporada que se estrena a pocos meses de una nueva fiesta democrática que se vivirá en el país. ¿Casualidad? Opine usted.
