Ciertos políticos españoles son la meca de la hipocresía y la mayor demostración de que operan con una doble vara de medir situaciones, gobiernos y personas. Así lo consideró el diputado a la Asamblea Nacional (AN), Fidel Madroñero (PSUV), en su espacio semanal Política y Timbal, que transmite la estatal VTV.
Es así como Madroñero enumeró varios ejemplos de la anterior afirmación. El más reciente corresponde a la visita, que recién culminó, de la ministra de Asuntos Exteriores de España, Arancha González Laya, a Cúcuta (Colombia). Y es que la canciller española estuvo en la mencionada ciudad fronteriza con Venezuela para revisar una supuesta financiación que hace su gobierno destinada a la atención de migrantes venezolanos. Venezuela denuncia que eso es injerencia y agresión, una jugada política que instrumentaliza la migración con fines de desestabilización. Si algo similar sucediera en vía contraria, sobrarían los señalamientos al presidente Nicolás Maduro.
Pero más vergonzante aún, reflexiona el joven comunicador, es que «la canciller española diga que supuestamente está supervisando el trato a los venezolanos, ignorando los testimonios que dan cuenta de desapariciones forzadas, desplazamientos, falsos positivos y asesinatos a líderes sociales y dirigentes comunitarios» en ese país anfitrión. Incluso ignora, añade, que la propia derecha venezolana tiene peligrosos vínculos con el grupo paramilitar Los Rastrojos. Pero «ella dice que lo que le interesan son los venezolanos en la frontera». «¿Eso es o no es hipocresía?», cuestiona el parlamentario.
¿Leopoldo López es un «preso político» y Pablo Hasél no?
Otro caso que ilustra la hipocresía y el doble rasero de ese sector político de España tiene que ver con un golpista prófugo de la justicia venezolana y un rapero preso por cantar. «Se ofenden si llaman preso político al rapero, poeta y militante comunista, Pablo Hasél, condenado a prisión por su música revolucionaria y su militancia en las calles. Ah, pero a Leopoldo que ha convocado a movilizaciones violentas y participó en un golpe de Estado no solo le llaman preso político, sino que el gobierno español le escondió en su embajada en Caracas, desde donde siguió conspirando. Ahora le protege en un lujoso apartamento en el barrio Salamanca de Madrid».
A lo anterior se suma que a las movilizaciones populares en favor de la libertad de Hasél han sido salvajemente reprimidas por las fuerzas policiales. «Así tratan a los que salen a protestar por un cantante de rap, pero si son grupos neonazi les hacen cordones de seguridad para protegerles».
Además, artistas como Alejandro Sanz y Miguel Bosé que hablan tanto de dictadura y violación de la libertad de expresión en Venezuela, «pero cuando a un compatriota le meten preso por cantar no dicen absolutamente nada». Y sumó: «¿No es hipocresía que acusen a Venezuela de gobierno autoritario cuando metieron presos a los organizadores de un referendo popular independentista en Cataluña?. En Venezuela nadie metió preso a los responsables del plebiscito ilegal en 2017. Ninguno de ellos ha pisado la cárcel, ni uno. En España estarían presos».
Defender a Venezuela le pasó factura
En definitiva, «el caso de Hasél demuestra la vigencia del franquismo, el mismo que asesinó a García Lorca por poeta y revolucionario. El mismo que hoy protege y auspicia a golpistas como Leopoldo López y Juan Guaidó». A juicio del diputado zuliano, a Hasél «los exponentes de la hipocresía», no le perdonan su claridad política, que le permitió defender a Venezuela y su derecho de ser libre y soberana, aquel 23 de febrero de 2019 en la Batalla de los Puentes.
Aquel día histórico dijo en escena que agradecía al pueblo «la lección de dignidad contra el imperialismo que estáis dando a todos los pueblos (…) Cataluña es una nación que está sufriendo la represión de los fascistas que controlan al Estado español. Podría ser condenado a 4 años por hacer canciones contra ese régimen fascista (…) Estoy orgulloso de ser culpable de combatir al imperialismo y de luchar por el socialismo».
