Vladimir Putin, además de ser reconocido como uno de los hombres más poderosos del mundo, con un hábil dominio de la política y de la escena pública presumiendo su pasión por el deporte o hablando el alemán, pudiera añadir ahora entre sus virtudes la de ser un apóstol merecedor del premio Nobel de la paz.
El «oso ruso» ha sido postulado para este galardón, una iniciativa que impulsa el escritor Serguei Komkov, para quien el jefe del Kremlin sí “contribuye activamente al arreglo pacífico de los conflictos que surgen en el planeta”.
Entre otras razones, el intelectual ruso destaca que Putin envió ayuda humanitaria a unos 30 países durante la pandemia, entre ellos a los mismos EE.UU., en donde su gobierno no ha escatimado en instalar la narrativa perniciosa de una supuesta injerencia rusa que amenazaría la libertad en el mundo.
Putin otra vez
Pero esta no es la primera vez que el Presidente de Rusia es nominado para el Nobel; ya que en 2014 había sido postulado por su plan para evitar una intervención militar occidental en Siria.
Tampoco es el único mandatario considerado este año para alzarse con el galardón; ya que recientemente también fue incluido en la carrera el Presidente de los EE.UU. Donald Trump, quien fue propuesto por un legislador de extrema derecha de Noruega.
Si bien el premio, además de venir con dinero, trae también prestigio; el vocero del Kremiln, Dimistri Peskov, expresó que si Putin lo ganara, «sería fantástico», y si no, “no pasa nada”.
«Presidentes de La Paz»
Hasta ahora solo 2 rusos han ganado un premio Nobel, entre ellos el científico disidente de la era soviética Andréi Sájarov, y el exlíder de la URSS Mijal Gorbachov, mientras que el escritor Boris Pasternak, el autor de la novela “Doctor Zhivago” lo recibió en 1958, pero fue obligado en ese entonces por Moscú para rechazarlo.
En la historia reciente del premio Nobel de la Paz, en 2019 lo ganó el Primer Ministro Etíope Abyi Ahmed Alí y los presidentes Barak Obama (2009) y el colombiano Juan Manuel Santos en 2016 por firmar el acuerdo de Paz con las FARC, un paso decisivo que el gobierno de Iván Duque está convirtiendo en un pacto traicionado por el Estado.
