Mentiras mediáticas invisten a Guaidó

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Desde la autoproclamación de Juan Guaidó como supuesto presidente encargado (E) de Venezuela en enero de 2019, las agencias internacionales de noticias han puesto su credibilidad pendiendo de un hilo cada vez más débil.

Los intereses de las grandes corporaciones de la comunicación que han mentido en reiteradas oportunidades sobre los acontecimientos socio-políticos en Venezuela prestándose a la guerra psicológica contra el pueblo venezolano y malponiendo el Gobierno legítimo del presidente Nicolás Maduro con sus noticias falsas, empezaron llamando a Guaidó como Presidente (E) desde aquel enero, siendo cómplice incluso de la violación a la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela porque su autojuramentación no gozaba de ninguna legalidad.

El periodista y escritor venezolano José Negrón Valera, hizo referencia en uno de sus artículos de opinión a la explicación del intelectual Luis Britto García que expone: «A los arsenales de la guerra psicológica han añadido (…) la guerra cultural. Con operaciones de penetración, de investigación motivacional, de propaganda y de educación, los aparatos políticos y económicos han asumido la tarea de operar en el cuerpo viviente de la cultura. Sus cañones son los medios de comunicación de masas, sus proyectiles las ideologías. La guerra se libra por la mente de la humanidad».

 

Los grandes medios de comunicación internacionales, trataron de penetrar en la psiquis de la gente, para hacer creer que Guaidó era el presidente de Venezuela y que el apoyo de países sumidos a los intereses del imperio norteamericano era relevante. Pero lo cierto es que, al pasar el tiempo, esto empezó a cambiar, pues de nombrarlo Presidente (E), pasaron a llamarlo líder opositor o diputado venezolano o simplemente Juan Guaidó. ¿Forma parte esta táctica de la guerra psicológica contra Venezuela?

Diagnóstico

El psicólogo Fernando Giulliani, asegura que »Una guerra psicológica no es lo mismo que una guerra militar. Pero cuando decimos guerra es porque tiene un objetivo de ataque a un blanco. Esto hay que diferenciarlo, de una vez, de lo que sería una confrontación política de alta intensidad”, explica Giuliani. “La guerra tiene como elemento exclusivo atacar a un blanco, que en este caso son muchas cosas”.

El psicólogo añade que esta forma de guerra apunta a la mente: “El escenario es la mente, y vamos a entender por mente muchas cosas: es la mente individual, pero también podríamos llamar la mente colectiva, las representaciones sociales, las actitudes, las relaciones sociales en todo los imaginarios, las emociones, los pensamientos”.

Plantea además que “Nunca estos medios, estos voceros y estos rumores son sometidos a la prueba de la realidad”, que es la contrastación entre lo que se dice y lo que sucede en los hechos (…) Precisa también que no es solo una guerra “muy bien planificada”, sino “una franca manipulación y una mentira burda”. Así “es muy fácil si yo digo: ‘yo tengo otros resultados’, como hizo Capriles, cuando realmente no los tengo. Y total, nadie me va a pedir cuentas de eso, y yo ya lo dije”.

Ignorar la ley venezolana, así como la verdad de los hechos se hizo común en los titulares de la prensa sobre la supuesta legitimidad y legalidad de Guaidó como »Presidente (E)», bombardeando con agresiones mediáticas a los receptores de la información.

La politóloga española Arantxa Tirado expuso las causas que explican los hechos mostrados, »radica la gran manipulación de la prensa internacional con Venezuela. En los pocos casos en que se apunta a las causas, se hace de manera descontextualizada, parcial y desde una lectura política determinada, siempre coincidente con la de la oposición política, nunca con la del Gobierno venezolano. Esto es sumamente grave, máxime en un contexto de confrontación política abierta», manifestó en una carta.

 

Tirado, aseguró la »muerte del periodismo» de aquellos que desvirtúan los hechos y se hace llamar periodistas rompiendo todos los principios éticos del ejercicio. ‘‘La realidad se puede contar de muchos modos, sí, pero contarla sesgada es mentir. Y mentir siendo periodista debería invalidar para ejercer un oficio que, en estos tiempos de post-verdad, necesita cada vez más de profesionales valientes y comprometidos con la verdad».

Los medios de comunicación que instalaron a Guaidó en la inexistente silla presidencial para mercadear su nombre e instaurar una matriz, son los mismos que podrían estarse preparando para una salida del juego político del opositor que hoy en día al igual que sus aliados comunicacionales, ha perdido credibilidad tras mentiras, promesas incumplidas e índices de corrupción.

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