Luis Britto García: mente lúcida a los 80 años

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Luis Britto García es una mente lúcida con 80 años de edad. Toda su vida la ha dedicado a escribir y, de vez en cuando a hacer otros oficios increíbles que rayaron en la ilegalidad; pero nada que ver con el crimen.

Es un intelectual consumado pero con varios sueños frustrados. Quiso ser pintor hasta que su madre le obligó a aprender a leer. Quiso ser piloto, pero era un sueño caro y cuando consiguió ser abogado, lo dejó por el asco a la corrupción de los tribunales.

La dimensión de la obra de Luis Britto abarca la novela, los ensayos, investigaciones, guiones de cine o teatro, y hasta poesía, un género literario que ejerce pero no presume por respeto a la misma poesía.

Nacido para escribir

Hasta 2018 contaba más de 86 obras publicadas, registrando el récord increíble de más de un libro por año vivido, lo que haría fácil pensar que empezó a escribir desde que nació.

Muchos le consideran que es el intelectual más completo que hay en América Latina; un reconocimiento que le halaga pero no lo desvela porque detenerse en ello sería ceder al pecado de vanidad.

Luis Britto es un caso excepcional de lealtad, un intelectual orgánico progresista, solidario con las causas revolucionarias y un observador agudo que dice lo que no le gusta, y que al mismo tiempo que las menciona se despoja de toda vanidad rogando que “ojalá yo esté equivocado”.

Sin arrepentirse

A pesar de todo lo que ha hecho en el plano de la literatura, vive modestamente, sin arrepentirse de no ser un escritor millonario ya que tiene lo esencial para vivir, y la satisfacción de haberlo conseguido haciendo lo que le gusta, que es otra forma más satisfactoria de ser rico.

De esas cosas llamativas de su vida es que hasta los 80 años formó parte de esa pequeña tribu de intelectuales sin celular. La revelación fue una casualidad que interrumpió la entrevista con Ernesto Villegas cuando le sonó el teléfono, una excepción tan notable que hizo que el programa, habitualmente de una hora sin interrupciones, hiciera su primer corte para que pudiera atender la llamada.

Su vida al margen de la inmediatez de los mensajes no es un complejo erudito sino una convicción profesional que entiende que el pensamiento necesita de esa concentración que quiebran a cada instante las notificaciones de las redes sociales.

Pero Luis Britto García se ha concedido esta claudicación como un compromiso gremial y no como un salto de talanquera que deja solo a sus camaradas Román Chalbaud y Vladimir Acosta, quienes ahora son los 2 únicos intelectuales venezolanos que viven a salvo del celular, ya que ese teléfono es ahora el emblema visible de su responsabilidad como Coordinador de la Red de Intelectuales.

A pesar de esta tregua con una norma profesional que llevó hasta ahora con rigor férreo, Luis Britto García no se siente un tránsfuga sino un hombre afortunado que no ha vivido en vano.

 

 


 

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