Aunque no sea un fenómeno que emocione a la mediática internacional, en Chile son cada vez más los que piden la renuncia del presidente de ese país, Sebastián Piñera; pero el detalle es que ellos casi no se ven.
Dese hace varias semanas hay protestas populares que exigen la dimisión del mandatario, ese que se hizo el desentendido con el resultado del plebiscito constitucional de octubre, el cual arrojó más del 70% de rechazo a la constitución pinochetista que Piñera defiende.
Este viernes la ciudad de Santiago volvió a ser epicentro de una misma exigencia: que renuncie el Presidente; uno de los gobernantes menos queridos en la región según las encuestas de popularidad.
A pesar de esto, Piñera sigue haciéndose el desentendido; o ignorando deliberadamente que algo no va bien con él ya que solamente el 11% cree que es “un buen Presidente”.
Para despecho del mandatario chileno, si las noticias no llegan al teléfono, el ruido de las protestas pidiéndole la renuncia le llegan hasta su oficina. El eco de las manifestaciones y la represión se producen literalmente a la vuelta de la esquina.
En la jornada más reciente 30 personas fueron detenidas por la policía de Carabineros, y la cantidad no es una especulación sino la cifra oficial del cuerpo policial.
De acuerdo a la fuerza de seguridad, estos fueron puesto presos por ocasionar “desórdenes graves ocurridos en la Alameda”, es decir, cerca del Palacio Presidencial de La Moneda.
Carabineros, en su vocación profesional contras las manifestaciones populares, desplegaron toda su panoplia antimotín de gases lacrimógenos y camiones de agua para dispersar a la gente.
La jornada de este viernes fue descrita por la corresponsal de Telesur en ese país como “la guerra del presidente Piñera a 5 días de la navidad”.
