La Economía Política del Fascismo | Por: Jesús Faría

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Entre el 10 y el 11 de septiembre se celebró en Caracas el Congreso Mundial contra el Fascismo, el Neofascismo y Expresiones Similares, que contó con la participación de delegaciones de más de 90 países y más de 1.500 participantes nacionales e internacionales. Este Congreso es la expresión de una realidad muy peligrosa para la humanidad, como es el resurgimiento de fuerzas fascistas y neofascistas en el planeta. En cuanto a su realización en Caracas, obedece a las recientes batallas victoriosas del pueblo venezolana frente a las tenebrosas agresiones neofascistas.

La esencia sociopolítica del fascismo

Como fascismo se define una fuerza política y una ideología basada en el desprecio más absoluto a la dignidad humana, a las libertades civiles, a la democracia, al progreso. Es una corriente política que aspira instaurar (y cuando llega al poder lo hace despiadadamente) un régimen totalitario y oprobioso para el exterminio de las fuerzas revolucionarias, para la aniquilación de las minorarías raciales y religiosas, así como para imponer el odio y terror más tenebrosos.

El fascismo surge y rebrota cuando se produce al menos una de estas dos condiciones: la necesidad de frenar el fortalecimiento del movimiento revolucionario y/o su arribo al poder, por una parte, y el requerimiento de ajustes sistémicos del capitalismo frente a la profundización de su crisis, por la otra.

Esta doctrina obedece al espíritu de dominación más reaccionario y primitivo de las oligarquías financieras nacional e internacional y cabalga sobre los hombros de las mentiras y demagogia más descaradas.

Se nutre fundamentalmente de las capas medias y de la pequeña burguesía depauperadas, arruinadas por el desarrollo capitalistas, frustradas en su intento del “ascenso social”, como lo llama la sociología burguesa. Al no poder concretar su máxima aspiración de unirse a la elite económica burguesa, se radicalizan y se oponen furiosamente a todo lo apunte a la supresión del régimen burgués y, con ello, a lo que se oponga a su anhelo de ascenso. En esa línea se agrupa también el lumpen y todo tipo de sujeto social descompuesto, especialmente, los sectores hamponiles de las naciones.

El enfoque económico del fascismo

Asimismo, el fascismo es la corriente política más reaccionaria y criminal de la estrategia del gran capital financiero para enfrentar a las fuerzas revolucionarias y para resolver la crisis capitalista, haciendo recaer todo su peso en los hombros de los trabajadores, para lo cual requieren de un régimen político profundamente represivo.

Las primeras expresiones del fascismo entre los años 20 y 40 del s. XX y sus residuos en España y Portugal, que se extendieron hasta los 70, fue el capitalismo monopolista de Estado, es decir, un Estado corporativo, donde el gran capital ejercía su dominación mas absoluta y creaba las condiciones para el más inclemente saqueo de la sociedad. Sin embargo, en los regímenes fascistas reinantes en Sudamérica y Centroamérica en los años 70 y 80, la dominación capitalista se ejercía a través de un Estado minimizado y el despliegue de políticas neoliberales.

En ambos casos, se establece la dominación absoluta del capital. En una modalidad, a través del Estado oligarca totalitario, en la otra, mediante el libre mercado dominado por los monopolios.

En concreto los planes económicos del fascismo pasan por enormes recortes presupuestarios en la inversión social, reducciones tributarias para el gran capital, mecanismos laborales que conducen a la superexplotación del trabajo asalariado, precios con altas tasas de ganancia, en las naciones subdesarrolladas con gobiernos fascistoides se abre la economía para el saqueo del capital extranjero. Es decir, se trata de un descomunal mecanismo de distribución de la riqueza a favor del capital monopolista sobre a base de una brutal dictadura de las oligarquías.

Imperialismo y fascismo

El imperialismo y el fascismo se encuentran estrechamente vinculados. El fascismo alemán e italiano de los años 20 y 30 del s. XX surgen de la crisis del imperialismo. Esas fueron naciones beligerantes en la I Guerra Mundial en bandos contrarios, pero con claros propósitos expansionistas, neocoloniales. Se trataba de la repartición del mundo que analiza Lenin como característica central del imperialismo. De tal manera que el fascismo es un engendro directo del imperialismo. Los otros regímenes fascistas europeos se derivaron del apoyo de Hitler y Mussolini, así como de las conquistas territoriales producto del expansionismo nazi.

Por su parte, el imperialismo yanqui instauró dictaduras fascistoides en toda América Latina con la finalidad de “detener el avance del comunismo”. Estas dictaduras militares títeres de Washington se encargaron de exterminar con la represión mas sanguinaria a las fuerzas populares, además de crear un sistema económico de expoliación creciente de las riquezas de esas naciones: Guatemala, El Salvador, Honduras, Nicaragua, Chile, Argentina, etc.

Rebrote del fascismo y la lucha antifascista en el s. XXI

Nuevas fuerzas fascistas han resurgido en el planeta con fuerza en el s. XXI a la luz de la expansión imperialista yanqui y de sus estrategias de desestabilización de las naciones. En Ucrania, por ejemplo, después del golpe de Estado del 2014, que contó con la más descarada intervención estadounidense, se instauró un régimen neonazi para enfrentar a Rusia. En la Unión Europea hay un resurgir neofascista estimulado por el fracaso de sus políticas económicas y sociales. En la última elección del Parlamento Europeo, estas fuerzas encabezaron la votación en Italia, donde ya son gobierno, Francia y Austria, obteniendo muy sólidas votaciones en Alemania (segunda fuerza más votada), Holanda, Bélgica, España y Portugal, entre otras.

En América Latina hay dos epicentros del rebrote de fascismo. Uno es Argentina, con un desquiciado Milei y su política de odio, segregación social, profundo anticomunismo, supresión de las conquista y libertades del movimiento popular y el afán de agrupar a las fuerzas más reaccionarias del planeta. Su subordinación al gobierno estadounidense es tan evidente como vergonzoso.

El otro escenario es Venezuela, donde se lleva a cabo una gran transformación socialista y eso ha despertado el furioso injerencismo yanqui para promover a fuerzas profundamente racistas y anticomunistas sobre la base del terror y del odio racial y clasista, como se evidenció recientemente con la insurrección fascistoide, que ha sido aplastada inmediatamente por las fuerzas revolucionarias.

Un frente antifascista crucial tiene lugar en Ucrania. Por lo que está en juego y las fuerzas que ahí participan, se trata de la confrontación antifascista más relevante del planeta. El régimen neonazi ucraniano es utilizado como punta de lanza de la guerra de los EEUU y de la OTAN en contra de Rusia con el propósito de debilitar y derrotar a una de las grandes potencias del nuevo orden mundial. No solo se produce una gran confrontación bélica, sino que ahí está en juego el destino del planeta, la posibilidad de terminar de sepultar la hegemonía unipolar yanqui y finalizar el proceso de desplazamiento por la multipolaridad.

Finalmente, tenemos a Palestina donde el régimen sionista de Israel viene empleando, con el apoyo de los EEUU, los métodos más barbaros del nazismo y sus despreciables ideas de la segregación y exterminio de poblaciones de otras razas y religiones. Esto ha conducido al más sanguinario genocidio de la actualidad.

En el próximo año 2025 celebraremos el 80 aniversario de la histórica victoria de la Unión Soviética sobre el nazifascismo. Se trata de una de las mayores epopeyas político-militares de todos los tiempos, una de las mayores hazañas para preservar la libertad de la especie humana, amenazada como nunca antes -ni después- por la barbarie hitleriana.

El mayor homenaje al heroísmo masivo de los pueblos soviéticos y de aquella gigantesca victoria que sepultó al fascismo, sería el trabajo articulado, planificado y eficiente de la Internacional Antifascista creada en Caracas con motivo del Congreso Mundial. Estamos obligados a cerrarle el paso al fascismo ahora mismo. Este es un flagelo internacional con estructuras políticas y económicas internacionales, que tiene en el imperialismo yanqui su promotor fundamental. La única forma de derrotarlo es uniendo en una plataforma de lucha mundial a las fuerzas antifascistas del planeta.

 

Jesús Faría

PSUV.


 

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