Fracking y Acuerdo de París: comienzan las contradicciones

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El recién electo presidente de EE.UU. Joe Biden ha anunciado que no frenará la práctica del fracking, a pesar de que John Kerry, enviado para el cambio climático al Foro de Davos, aseguró que EE.UU. reanudará la lucha contra el calentamiento global, luego de cuatro años de ausencia del Acuerdo de París, del mayor contaminador del mundo a partir de su cantidad de población: EE.UU.

El Acuerdo de París, firmado el 12 de diciembre de 2015 durante la COP21, se trata de un acuerdo en el que los países firmantes se comprometen a combatir el cambio climático a través de acciones que permitan disminuir las emisiones de carbono y adaptarse a sus efectos. De esta manera, el compromiso buscaba mantener el aumento de la temperatura mundial por debajo de 2 grados centígrados para el presente siglo.

EE.UU. es responsable desde 1850 del 27% de las emisiones de dióxido de carbono en el mundo. Cada habitante de este país emite 16,39 toneladas métricas de gas de efecto invernadero. Además se encuentra entre los cinco países con mayor emisión de metano, uno de los gases que más aporta al efecto invernadero y se produce a través de la extracción y procesamiento de gas y petróleo, cría de ganado, cultivo de alimentos y vertederos de basura. Por otra parte, encabeza la lista de consumo de electricidad por persona. Según estos cálculos, EE.UU. es el país que más contribuye al calentamiento global.

Fracking

¿Cómo contribuye el fracking al cambio climático?

Esta es una técnica utilizada para la explotación de gas o petróleo a través de kilómetros de pozos verticales y perforaciones horizontales ubicadas en la profundidad de acuíferos subterráneos.

Con la fractura de estas rocas y la inyección de agua dulce, arena y sustancias químicas se obliga la salida de hidrocarburos.

Fracking

Este flujo de hidrocarburos dura muy poco tiempo, por lo tanto es necesario mantener la fractura de extensos territorios. Dentro de los efectos más importantes se encuentran:

  • Disminución de reservas de agua dulce: para la fractura de un sólo pozo se utilizan entre 9 y 29 millones de litros de agua. La explotación de pozos en EE.UU. permitirían el consumo de agua de casi 7 millones de personas durante un año.
  • Contaminación del agua: los productos químicos utilizados para la explotación a través del fracking (más de 750, entre ellos metanol, benceno, tolueno, etilbenceno y xileno), provocan la contaminación de fuentes de agua con más de mil casos confirmados, dejando el agua sin capacidad de reutilización.
  • Afectación a la salud: 25% de las sustancias utilizadas en pueden causar cáncer y mutaciones, 37% problemas endocrinos, 40% provocar alergias y 50% dañar el sistema nervioso.
  • Emisión de gases de efecto invernadero: la emisión de metano alcanza 8% de la producción total de un pozo. El metano tiene un potencial de contaminación 86 veces mayor al dióxido de carbono.

La reciente decisión de Joe Biden aunque parezca un acercamiento a posibles soluciones; encierra una cortina de humo que busca jugarse entre los intereses económicos de las empresas que explotan petróleo por la vía tradicional pero también por quienes apuestan al fracking y a la llamada economía verde. Una manera sutil de hipotecar el planeta y continuar la explotación irracional de los recursos energéticos que están en franco agotamiento; impidiendo la reproducción infinita del sistema de vida impuesto por el capitalismo.

 

 


 

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