El germen de la violencia fascista | Por: César Trómpiz

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El germen de la violencia fascista | Por: César Trómpiz

¿Por qué el presidente Nicolás Maduro advierte sobre violencia de la derecha? ¿Hay motivos para considerar que los sectores que se oponen a la Revolución Bolivariana pueden reeditar una agenda ensayada y fracasada que se basa en usar métodos violentos para acceder al poder? ¡Nada ha cambiado, busquemos razones!

Cada vez que se impone la paz, la Revolución gana. Así ocurrió con la Constitución de 1999, se logró encausar la violencia social, antimperialista, antioligárquica y antineoliberal. Construimos un Estado que incluye a todos los sectores nacionales, promueve la igualdad y la justicia social. El Estado Bolivariano, con la democracia participativa y protagónica, es el triunfo de la paz sobre la violencia del neoliberalismo y su “Agenda Venezuela”.

Esa “Agenda Venezuela” fue el programa neoliberal, privatizador, derrotado con la llegada de la Revolución Bolivariana. Era todo un conjunto de “reformas estructurales” sostenido como la derecha sabe: con una guerra contra el pueblo, usando toda la violencia del Estado (policías y fuerza armada) para reprimir al movimiento social. La República que defiende la oposición, sólo se sostendría con la esclavitud y muerte del pueblo.

Venezuela bajo el mando de las derechas neoliberales, se había inmerso en el camino del fratricidio y la guerra civil. Esta última aún no declarada, pero presente en el comportamiento institucional frente a los reclamos populares en cualquiera de las instancias del Estado venezolano de finales del siglo XX. La respuesta popular contra la “Agenda Venezuela” y su esfuerzo por la transnacionalización y privatización del país, fue dar vida al movimiento bolivariano para la toma del poder político en 1998. Con esta última acción la respuesta de paz y reconstrucción nacional fue la Agenda Alternativa Bolivariana, la Constituyente de 1999, la construcción de un nuevo Estado, una nueva constitución y la Revolución Bolivariana comandada por el Comandante Hugo Chávez y ahora por el presidente Nicolás Maduro Moros.

La paz es el logro singular del Estado Bolivariano. Un logro muy particular del presidente Nicolás Maduro Moros en esta etapa de conducción que le ha tocado. La paz, sin embargo, no es el objetivo de toda la nación, las oligarquías, los grupos políticos de derecha y los aliados indiscutibles del imperialismo siguen abogando por consolidar un país excluyente, incapaz de ser socialmente justo para todos y todas, su propósito es de guerra.

La derecha necesita la destrucción del actual Estado. Por ello, tal como advertía el Comandante Chávez, su interés no es la conquista electoral de la presidencia, alcaldías, diputaciones o gobernaciones. Ellos necesitan acabar con la República Bolivariana de Venezuela, para restaurar la república oligárquica.

Observemos el discurso opositor. Su referencia al “pasado exitoso” de la República, su “Venezuela de antes”, no es la etapa de la repartición populista de Acción Democrática y Copei, ellos se refieren a la etapa neoliberal pactada por ambos partidos en la década de los 90. Es decir, el tiempo de mayor convulsión social y descomposición orgánica del Estado. Se refieren al tiempo de las privatizaciones de las grandes industrias del país, a la violación masiva de los derechos humanos de la población, al gobierno del Fondo Monetario Internacional. El tiempo al que se refieren las “momias del pasado” es ese que dio pie para el triunfo de la Revolución.

¿Cuál es la relación entre la violencia de las derechas y las medidas coercitivas unilaterales, por qué las pidió? ¿Por qué le son útiles a los líderes de la derecha global y la oposición apátrida nacional? ¿Por qué no les importa que se les llame vendepatria, pitiyanquis y cipayos por aliarse con potencias extranjeras para dañar al pueblo y al Estado venezolano?

Las derechas necesitan otro Estado, uno privatizador, violento y antipopular. Por eso son promotores y padres de cualquier medida internacional que signifique intervención, robo y saqueo a los recursos y activos de la Nación. Para esas derechas el enemigo que quieren vencer es el pueblo entero hecho Estado.

La forma de violencia internacional que significa el bloqueo es otra expresión de la voluntad de la derecha local. Igual como ellos hicieron bloqueos con guarimbas, ahora guarimbean desde sus aliados internacionales. Es una turba, una horda que ataca desde adentro y afuera para intentar derrocar no a un régimen, sino a un pueblo entero. Las elecciones son para la derecha un requisito de legitimidad, no un propósito constructivo. El germen de la violencia fascista, está sembrado en cada campaña que asume esta falange y de llegar al gobierno su única forma de trabajo es continuar la violencia antipopular, pero institucionalizada.

Es demostrado, en 24 años son la misma gente con la misma práctica fascista contra el pueblo. Contra esa amenaza recurrente nos alerta el Presidente Nicolás Maduro cuando se declara en campaña contra el odio, contra la intolerancia y el fascismo, en defensa del derecho a la paz, la defensa de las libertades democráticas, la construcción del pensamiento crítico y la difusión de lo “afirmativo venezolano”.

CÉSAR TRÓMPIZ

Embajador de Venezuela en Bolivia, militante bolivariano

@soyCesarTrompiz

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