El fariseísmo es fácil | Por: Roberto Hernández Montoya

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No entiendo eso de creer en Cristo por oportunismo. No se me da el fariseísmo porque me tomo en serio las causas, hasta las que no son mías. En la Cuarta República me cogí tan a pecho los principios y no me lincharon porque esto no es Colombia. Si no es porque en eso llegó Chávez en alguna cuneta habrían parado mis huesos.

El problema de las trincheras es que no pueden detectar el fariseísmo, porque están dominadas por él y su naturaleza es esconderse. “Cumple con las reglas pequeñas para poder violar las grandes”, recomienda una farisea en la novela 1984 de Orwell. Así nació el estalinismo, así pasa con las causas justas, que viene un rojo rojito y las infiltra para vandalizar a PDVSA.

Eso es precisamente lo que no sé hacer. No nací con esa capacidad de desdoblamiento, que exige inteligencia suficiente para escindirse en dos personas. O más. No hay academia de actuación que enseñe eso. Persona en latín era la máscara que se usaba en el teatro. Persona, pues, era ‘personaje’ y no sé hacer eso. Conozco mis limitaciones. Sobre todo esa. Me asombran quienes sí pueden y pasan años fingiendo sabroso. Se meten a curas y monjas y todo.

Fariseo impecable fue el presbítero Marcial Maciel, que tuvo hijos e hijas a quienes violaba. Se define cortico y se cuenta largo. Fue protegido de San Juan Pablo II. No doy más detalles por espacio pero sobre todo por la sordidez de fraudes, plagios, pederastia y demás náuseas. Así sería la vaina que Benedicto XVI le recomendó oración y penitencia. Murió negando todo.

Solo un estalinista egregio le puede plantar cara: Lavrenti Beria. Pero lo dejo hasta aquí.

Mi fastidio es que me doy cuenta rapidísimo de la farsa. Y cuando me equivoco es porque debí pensar peor. Me da arrechera porque me tomo en serio los principios. No por honesto sino por bruto, porque no logro simular. Trato de no decir mentiras porque raras veces recuerdo qué obra le monté a quién y meto la pata. Claro que miento, pero poco. No por honesto sino por bruto, ¿ya te dije?

Biden premió a Duque con $25 millones por su lucha contra el narco.

El fariseísmo tiene algo bueno: es fácil de detectar. Dos datos: las guayaberas rojas rojitas y las camionetotas.

 

ROBERTO HERNÁNDEZ MONTOYA

@rhm1947

 

Publicado en ÚN.


 

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