El contexto que dio nacimiento a la Organización de Naciones Unidas (ONU) en el año 1945, como principal organismo encargado de las relaciones entre los Estados en el concierto internacional, da cuenta del objetivo estratégico para el cual surgió dicha organización.
Precisamente nace luego de la II Guerra Mundial, como espacio para dirimir controversias y “mantener la paz y cooperación internacional”, estableciendo principios rectores de las relaciones entre los países del mundo, los cuales están plasmados en la Carta de Naciones Unidas.
Sin embargo, dentro de este concierto internacional no todos los países son iguales. Unos tienen más derecho que otros. ¿Quiénes?. Los vencedores de la guerra: EE.UU., Rusia, Francia, Reino Unido y China.
Uno de los acontecimientos más importantes que marca el fin de la II Guerra Mundial, fue el lanzamiento de la bomba atómica sobre Hiroshima y Nagasaky (Japón, 6 y 9 de agosto de 1945, respectivamente) por parte de EE.UU., un hecho atroz que provocó la muerte directa de más de 200 mil personas sumado a los efectos de radiación que aún se mantienen.
Este hecho fue determinante porque marcó el poderío militar de EE.UU. y determinó su papel de hegemón en la geopolítica mundial a partir de ese momento. Las Naciones Unidas entonces eran útiles para el lugar que EE.UU. ocupaba en la geopolítica mundial.
Esta organización está constituida por 193 países en la actualidad, quienes tienen derecho a voz y voto en la Asamblea General. Sin embargo, las decisiones de esta asamblea no son vinculantes para ningún país, es decir, nadie tiene obligación de cumplirlas. Las únicas decisiones vinculantes son las del Consejo de Seguridad, donde tienen derecho a voto y veto los países vencedores.
La Carta de Naciones Unidas establece que cualquier acción bélica o sanciones coercitivas contra alguna nación deben ser aprobadas en este Consejo.
EE.UU. y la «guerra contra el terrorismo»
En el año 2003, el bombardeo de Estados Unidos a Irak, sin la aprobación del Consejo de Seguridad de la ONU, marcó un precedente histórico con el que comenzaría un descalabro de esta organización y su papel en el mantenimiento de la paz. EE.UU. se posiciona por encima del derecho internacional con la célebre frase de George Bush: “quien no está con nosotros está contra nosotros”.
Iniciaba así la guerra contra un enemigo invisible: el terrorismo; guerra que aún continúa y que tiene en la lista a países que construyen proyectos políticos alternativos. El pasado martes 12 de mayo, el Departamento de Estado ratificó en su lista a Venezuela, Cuba, Irán, Corea de Norte y Siria.
Similar ruta de actuación se ha dado en los ataques contra Siria, Libia, Yemen, Pakistán y Ucrania, sin ningún tipo de pronunciamiento del Consejo de Seguridad, o en algunos casos simplemente la convocatoria a mantener la paz en estas naciones.
De igual manera, EE.UU. mantiene sanciones coercitivas unilaterales contra Irán, Venezuela, Irak, Yemen y Cuba; a pesar de que la violentada Carta de Naciones Unidas establezca que estos mecanismos deben ser aprobados por el Consejo de Seguridad.
El contexto geopolítico internacional en la entrada del siglo XXI marcó el inició de la configuración de distintos bloques de poder mundial. EE.UU., enfrenta la posibilidad como nunca antes de ser desplazado como imperio ante el auge de potencias como China y Rusia, las cuales integran el Consejo de Seguridad y apuestan a la construcción de un mundo multipolar. EE.UU. busca desesperadamente la forma de reposicionarse en su papel de hegemón.
Su búsqueda es destruir el papel de los Estados nación en el concierto internacional. Así como el neoliberalismo necesita expandirse sin la intromisión de los Estados; en el concierto internacional requiere la desaparición de cualquier mecanismo que pueda significar control a la acción desmedida de las élites del poder mundial.
La consolidación de un mundo multipolar es esencial y urgente. En 2006, durante la sexagésimo primera Asamblea General de la Organización de Naciones Unidas (ONU) el Comandante Chávez lo manifestó con claridad:
“El imperialismo norteamericano (…) está haciendo desesperados esfuerzos por consolidar su sistema hegemónico de dominación. Nosotros no podemos permitir que eso ocurra, no podemos permitir que se instale la dictadura mundial, que se consolide pues (…) aceptémoslo con honestidad, el Sistema de Naciones Unidas nacido después de la Segunda Guerra Mundial colapsó, se desplomó, no sirve. Ah bueno para venir acá a dar discursos, a vernos una vez al año, sí, para eso sí sirve, y para hacer documentos muy largos y hacer buenas reflexiones y oír buenos discursos como el de Evo ayer, como el de Lula, sí, para eso sirve y muchos discursos, el que estábamos oyendo ahora mismo del Presidente de Sri Lanka y de la Presidenta de Chile, pero nos han convertido a esta Asamblea en un órgano meramente deliberativo, sin ningún tipo de poder para impactar de la más mínima manera la realidad terrible que vive el mundo. Por eso nosotros volvemos a proponer, Venezuela vuelve a proponer aquí hoy, este día 20 de septiembre que refundemos Naciones Unidas”.