Dolarizar o no dolarizar: «¿That is not the question?»

Han corrido con insistencia en los últimos días versiones asociadas a la prensa internacional que dan por sentado que el Banco Central de Venezuela (BCV) habría sostenido reuniones de trabajo con al menos 5 bancos privados. Esto para definir un supuesto esquema de dolarización.

De acuerdo con versiones de la agencia Bloomberg, se estarían afinando los detalles de un plan para que los bancos puedan ofrecer préstamos en dólares e impulsar un mercado crediticio en divisas. En paralelo, el bolívar seguiría coexistiendo con la moneda norteamericana.

Actualmente, la banca venezolana ya maneja un sistema de intercambio de divisas. Pero únicamente se contemplan depósitos en efectivo, retiros y transferencias entre cuentas de la misma entidad.

¿Profecía autocumplida?

Es sabido que las agencias internacionales desde sus orígenes obedecen a intereses de grupos poderosos. La prensa moderna como la conocemos hoy día, fue en sus inicios los «ojos y oídos» del gran capital transnacional, en su fase de expansión imperialista. Así que siempre se desenvuelven como aves de presa, ávidas de información fresca que sea de utilidad a los mercados e inversionistas. Aunque también, la mayoría de las veces, actúan como aves carroñeras, creando expectativas, generalmente negativas contra aquellos países que se consideran díscolos al establishment mundial.

Para nadie es un secreto que Venezuela, no sólo ha sido mal vista en esos predios, sino que además es objeto de un acoso financiero internacional, como pocas veces se había visto en la historia. Entonces, con la versión de Bloomberg bien podría estar operando el famoso esquema de la profecía autocumplida. Es decir, se lanza una versión, no confirmada oficialmente, para generar la expectativa de que se cumpla. Y, normalmente, en la economía financiarizada de hoy día, esa estrategia funciona. Porque las expectativas, sean positivas o negativas, se terminan cumpliendo.

Sin embargo, aunque las manos de Bloomberg, lejos están de la tan pregonada, como inexistente neutralidad, tampoco es del todo descabellado, pensar que un contexto como este: de «máxima presión», para «un cambio de régimen», en el seno del gobierno nacional se estén barajando todas las opciones.

Impacto de un bloqueo 

A fin de cuentas, el escenario del bloqueo ha causado impactos sustancialmente negativos. Con pérdidas cuantiosas de al menos 150 mil millones de dólares, entre el despojo de activos, el congelamiento de fondos y las trabas para producir y exportar crudo.

La caída tan pronunciada del ingreso ha hecho que la República tenga menos margen de maniobra, para incidir en la política monetaria. Dado que las agresiones han sido sencillamente brutales.

«La gente se pregunta por qué no podemos controlar el dólar. Entre otras razones porque no tenemos instrumentos de política monetaria, para incidir en el mercado. Venezuela pudo controlar, durante algún tiempo, eso porque tenía elementos, recursos para interactuar en la política monetaria», explica el viceministro de Políticas Antibloqueo, William Castillo.

Y ciertamente el descalabro generado por el bloqueo ha sido de alto impacto. El ingreso en divisas cayó 99%, entre 2014 y 2020. De 56 mil millones, en 2013, a 477 millones en septiembre de 2020. En pocas palabras de cada 100 euros o dólares que recibía el país hoy recibimos menos de 1.

Privados conscientes

A causa de ello el Estado venezolano ha diseñado políticas, para favorecer que el precio del dólar se desprenda del juego entre la oferta y la demanda. Estimulando, que sea el sector privado  realmente productivo el que alimente ese mercado interno en condiciones transparentes y seguras.

Estimaciones de algunas encuestadoras como Datanálisis, refieren que el porcentaje de transacciones en divisas, que se realizan en la economía venezolana, se ubica por encima del 60%. Asimismo, economistas como el opositor, Francisco Rodríguez, indican que este año 2020 el nivel de divisas que recibirá la economía venezolana, por la vía de las remesas desde el exterior, se ubicará alrededor de 4 mil millones. Será la primera vez desde 1920 que este ítem supere a las exportaciones petroleras netas.

De manera que estamos hablando de volúmenes considerables. Por lo tanto, en el supuesto de que las autoridades monetarias se estén reuniendo con la banca, para definir una ampliación del esquema de utilización de dólares, básicamente se estaría normando aún más, las formas de operación en este período de contingencia por el bloqueo.

Este trabajo tendría como finalidad disminuir el redondeo de las transacciones en efectivo, que normalmente afecta al usuario más pequeño. Se podrían efectuar pagos exactos. También se brindaría más seguridad ante la mayor posibilidad de realizar transferencias interbancarias, lo que reduciría la cantidad de efectivo en circulación.

Igualmente hay que diferenciar entre una dolarización con todas las letras, como sucedió en Ecuador y un régimen provisional-transaccional en divisas, como consecuencia directa del bloqueo criminal. En tal sentido, la vicepresidenta Rodríguez lo ha dicho de forma contundente: la moneda de curso legal en Venezuela seguirá siendo el bolívar. De modo que no está planteado dolarizar en la forma clásica.

«Si hubiera que cambiar el bolívar por otra moneda, sería por una creada en el país, no por otra divisa», expresó la alta funcionaria. Todo apunta a que detrás del falso dilema entre dolarizar o no dolarizar, merodean los carroñeros siempre. Parafraseando inversamente al inmortal William Shakespeare se podría decir que: ¿dolarizar o no dolarizar? that is not the question.