La distribución de la tierra es un hecho social y político que determina el rumbo ideológico de los modelos de desarrollo económico. Por ello, desde la llegada de la Revolución Bolivariana, se ha desarrollado una política de reconocimiento e inclusión al campesino como sujeto, y a los medianos y grandes productores en cuanto a la adjudicación de la tierra, lo cual no significa la desaparición inmediata de los problemas del campo.
En la actualidad, existen distintos conflictos que afectan la vida diaria, la productividad y dificultan conquistar la paz. Conocidos como “casos emblemáticos”, estas situaciones son problemas. Y ¿Qué se hace con los problemas? se solucionan.
Memoria para la paz
En los primeros años de revolución, el Comandante Chávez estableció mecanismos pacíficos para el rescate y posterior adjudicación de la tierra, sin embargo, se encontró con la resistencia violenta de los terratenientes agrupados en federaciones que posteriormente conspirarían hasta derrocarlo momentáneamente. A partir de este momento, el movimiento campesino y la incipiente institucionalidad avanzaron a pasos agigantados en la lucha por la democratización de la tierra y por la paz en el campo.
Algunos detractores de la política agraria revolucionaria, atacaron al presidente Chávez acusándolo de “atentar contra la propiedad privada”, ahora al presidente Maduro le acusan de “devolver la tierra a los terratenientes”. Nada más alejado a la realidad. Desde la aplicación de la ley de tierras, en 2001, hasta el año 2021, la revolución ha adjudicado 9.212.229 hectáreas, beneficiando a 293.764 sujetos, entre individualidades y colectivos, públicos y privados, comunales y sectoriales.
La lucha por la paz
En medio del asedio y las contradicciones propias del proceso de transición al socialismo, es de esperar que entre esas más de nueve millones de hectáreas distribuidas a escala nacional, existan casos aislados donde la mala aplicación de parte del Estado de la ley de tierras, la negativa de los “presuntos dueños de la tierra” de acatar las medidas de rescate, la fallas de organización de los movimientos campesinos, y malas decisiones de las instituciones judiciales, dificulten el avance de la revolución en el campo.
Es por ello que el presidente Maduro ha desarrollado toda una estrategia de acercamiento a todos los sectores, en especial al campesino, que además de sufrir la arremetida violenta de la oligarquía herida del país, han sido objetivo de infames acusaciones que buscan criminalizar y desmoralizar a un movimiento históricamente revolucionario.
El Método para conquistar la paz
En ese sentido atendiendo la instrucción del presidente, desde el Instituto Nacional de Tierra se viene desarrollando una metodología de resolución de conflictos que toma por nombre “Mesas de Dialogo y Paz”, las cuales tienen como objetivo principal conquistar la paz en el campo como garantía para la seguridad alimentaria. Este es un espacio interinstitucional con participación activa de voceros del movimiento campesino nacional y las partes en conflicto, donde se escuchan las versiones, se llega a acuerdos y se establece una ruta de trabajo en cada caso.
Todo esfuerzo para conquistar la paz en el campo debe ser acompañado con fuerza y para lograrlo la mejora en las políticas de distribución de la tierra debe asumirse con método científico para caracterizar y garantizar la democratización en cuanto al género, edades, sectores y potencialidades.
