Crónica de una adicción por el genocidio

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Imagine por un momento que es usted asediado encarnizadamente por un vecino suyo, que desde hace décadas ha amenazado (sin el menor asomo de vergüenza) con destruir su vida, apoderarse de todas sus posesiones (ganadas en buena lid), y arruinar su reputación en el vecindario común que comparten, todo esto porque según el punto de vista del adversario, es usted tan diferente a Él y tan independiente de Él, que no soporta que usted exista en medio de tanta prosperidad y bonanza. Ahora extienda un poco más allá este ejercicio de imaginación y llévelo al borde. La espera ha terminado, el agresor lanza un ataque en su contra que resulta certero. Es natural suponer que usted entrara en un estado de alerta permanente y que reaccionara con fuerza y determinación ante cualquier tontería violenta de su rival.

Salpiquemos la historia con un baño de dramatismo. Por desgracia, incurre usted en un error fatal, un error de esos que le harán desear no estar vivo.  Suponiendo que se trataba de otra jugarreta del enemigo, confunde usted a un vecino que lamentablemente toma la mala decisión de asomarse a mitad de la noche a su patio trasero. Le ataca a usted y en lógica defensa, le derriba con un golpe mortal. El vecindario entero se sobresalta.

Aunque parezca una simplificación excesivamente infantil, es justamente eso lo que tiene lugar aquí y ahora, luego de que Irán derribara por error, según han manifestado pública y honorablemente las autoridades Iraníes de defensa,  un Boeing 737-800 de Ukraine Internacional con 176 personas a bordo.

Irán, había recibido previamente, un ataque deliberado de los EEUU, que costó la vida al General Qassem Soleimani, tras un bombardeo planificado por la Casa Blanca. Soleimani era una figura clave en el Gobierno de Irán desde mediados de los años 80, cuando asumió la conducción de  La fuerza Quds”una unidad élite de la Guardia Revolucionaria Iraní. La nación persa, como se sabe, reaccionó atacando objetivos militares norteamericanos en Irak,  ataque que a pesar de no tener costos en términos de vidas humanas, dejó clara la natural y legítima posición de Irán, de defender su soberanía, su ideario, su nación y su gente. La dignidad parece ser, hoy día, un muy mal negocio para los irreverentes que se empeñen en ejercerla.

Así las cosas, Irán ha sido fiel al viejo precepto de no llorar sobre la leche derramada y en un ejercicio diplomático de inusitada valentía, ha llevado las cosas al único territorio concebible en medio de una tragedia como esta: El del honor y la gallardía. Sin vacilar el presidente Hasam Rohani, se disculpó en nombre de la parte iraní, por la tragedia que se cobró 176 vidas. “El líder de la República Islámica de Irán reconoce plenamente que la tragedia se debió a las acciones erróneas de los militares de este Estado», reza un comunicado publicado este sábado, en el sitio web oficial del líder ucraniano.

Hagamos una mirada comparativa a la historia y obtendremos rápidamente un panorama marcado por el cinismo y la desvergüenza norteamericana. En medio del sangriento conflicto palestino-israelí que EEUU ha estimulado, financiado y alentado con toda clase de argucias, tan solo en 2018 murieron 299 personas, mientras que casi 28.000 resultaron heridas. En 2008 fueron asesinados  877 palestinos, en 2009, 1.058 palestinos perdieron la vida y en 2014 se asesinó a 2.328 ciudadanos más.

Refleja TeleSur que  57% de los palestinos asesinados en 2018 eran niños y adolescentes menores de 18 años. Asimismo, El 61% de los muertos (180 personas) y el 79% de los heridos (más de 23.000 personas) en 2018, eran de la Franja de Gaza. ¿Porcentaje y nivel de la intensidad en la disculpa norteamericana? : 0%. Nada. Ni una sola palabra, ni un solo asomo de arrepentimiento, y menos aún, de rectificación, ni de repudio por algo que es, sin duda, un espantoso genocidio ni siquiera un hipócrita aliento de esperanza a ningún familiar, de ninguna víctima, en ningún lugar y en ningún momento de la historia palestina.

 

¿Tiene usted apetito por un poquito más de maldad? ¿Le provoca otro trago de licor amargo? Despreocúpese… Hay más. Hay para todos. Libia fue literalmente arrasada, después de haber sido el orgulloso oasis del norte del África mediterránea. Para hacerlo más digerible, no nos enfoquemos en la destrucción de la infraestructura y de magníficas obras de ingeniería que fueron devastadas, seamos coherentes con el hilo narrativo y obtendremos asquerosos números. Déjenos mostrarle: La población de Libia, se estimaba para la fecha en unos 6.2 millones de personas, de las cuales casi 500.000 fueron internamente desplazadas, mientras otras 500.000 se arrojaban al mar mediterráneo, intentando ganar las costas europeas. Todo esto mientras EE.UU. bombardeaba con sus amigos (los matones de la OTAN) a la pujante nación africana. Aquí cabe holgadamente la expresión Guapos, y apoyaos… Sigamos. En los primeros 17 días del bombardeo, murieron 2.000 civiles inocentes. Durante los primeros 6 meses que sucedieron a las operaciones de la OTAN, 30.000 personas murieron en una cruda y absurda guerra civil (alentada por EEUU, claro está) Para ponerle una guinda al pastel, entre 2014 y 2015, murieron 4.000 personas.

¿Disculpas? Ninguna que sepamos.

En Siria e Irak, los ataques directos de los EE.UU. han dejado a casi 12.000 personas muertas en el último año. Ahórrenos la tarea de contarles que la mayoría de ellos eran civiles y que más del 30% de ellos, eran niños. Cientos de bombas cayeron sobre hospitales, escuelas y liceos. Miles de excusas quedaron pendientes en el aire. Jamás las dieron y jamás las darán.

Y Afganistán y Vietnam e Indochina e Hiroshima y Nagasaki  y medio mundo…

Panamá tuvo su participación en el reparto de la infamia. La operación “Causa Justa” diseñada para deponer a Noriega, terminó con el histórico bombardeo al barrio de “Los Chorrillos” (hoy ícono de la memoria colectiva y del dolor de un pueblo) El resultado lo retrata, con elocuencia, el contenido del portal “canarias-semanal.org”:

“La intervención de los militares yanquis en el barrio popular de “El Chorrillo”, fue particularmente cruel y devastadora.  El barrio fue incendiado y masacrado con saña. Los muertos que en él se produjeron no han sido totalizados todavía, produjeron unas 3.000 víctimas mortales entre la población civil y las Fuerzas de Defensa de ese país. Dado el origen oficial  de estas estimaciones, puede suponerse que la cifra de muertos ocasionados por la intervención norteamericana fue considerablemente mayor”.

Y Chile y Grenada y Haití y… ¿Disculpas? Bueno… ¡No!


Hay un episodio que habla muy bien de la cobardía norteamericana. Vamos a contarle un poco sobre eso. En 1999, el presidente Bill Clinton se vio obligado a enviar una extensa nota de disculpas ante China y el mundo, por haber bombardeado “por error” la embajada China en Belgrado. Resumiremos este extraño momento con una nota aparecida en las páginas de “El Pais” de España:

“Estados Unidos se esforzaba ayer en limitar los daños causados en las relaciones chino-norteamericanas por la destrucción de la Embajada china en Belgrado, al tiempo que reafirmaba su decisión de continuar con la campaña aérea hasta que Milosevic acepte las condiciones de la OTAN. El presidente Bill Clinton envió a su homólogo chino, Jiang Zemin, un mensaje en el que le pide disculpas por el ataque e insiste en que se trató de un error, según informó un portavoz. Clinton lamenta en el mensaje «la pérdida de vidas humanas causada». Aun así, el presidente considera que debe mantenerse la línea de firmeza frente a Belgrado, tal como se desprende de la conversación telefónica que mantuvo con el jefe del Estado francés, Jacques Chirac”.

Conocen el juego diplomático del tomar sin dar y de imponer su voluntad a costa de millones de litros de sangre derramados en la historia. China fue la excepción por una naturalísima razón: Su poder militar devastador y su peso estratégico en el concierto de las naciones la hacen ganar ese raro privilegio. Pero para nosotros, ciertas condiciones aplican.


Nos quedamos con la disculpa Iraní. Nos quedamos con el irreversible sabor a sangre vertida inútilmente, escogemos reivindicar a los Persas por su valentía testicular y por su determinada actitud a ser respetados. Los escogemos también por reivindicar el honor, ese viejo talento, ese viejo don que no tiene precio. Lamentamos con intenso pesar un incidente tan atroz, empujado sin duda alguna por la voracidad canalla de un imperio ciego que terminara ahogándose en la miseria más hedionda que la imaginación humana puede concebir, el ser recordados para siempre como la plaga más terrible y letal que la tierra ha visto pasar.

Si le hemos ofendido con todas estas líneas, relájese, nosotros sabemos pedir disculpas.

Red Radio Venezuela.

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