Coronaperiodismo dependiente

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Por: Carola Chávez.

Comenzaban a colapsar los hospitales en España cuando los medios, de allá y de aquí, anunciaban contentísimos una catástrofe sanitaria, humanitaria, sanguinaria en Venezuela. Estábamos condenados, porque si el COVID-19 es malo allá, donde nos dan lecciones de todo, imagíneselo en un país bananero y comunista como el nuestro.
“Imagínenselo en un país bananero y comunista como el nuestro” -copia y pega Luz Mely, toda europea, toda pelirroja, toda por encima de la chusma, chusma, chusma, mientras termina de pulir una entrevista a James Story, su dueño, que le va dictando lo que ella tiene que decir. Copian y pegan los periodistas dependientes del Elliot Abrams, mientras el virus avanza desatado, allá y no aquí.
¡Qué bruto Maduro, mandando a usar mascarillas! -se burlaban, todos primermundistas. Y ahora que sabemos que resultaron esenciales para evitar contagios, así como era esencial decretar la cuarentena sin demoras, como lo hizo Nicolás, los medios dependientes no saben/no responden.
Y pasaban los días y los muertos colapsado en las calles de Caracas colapsaron pero las calles de Guayaquil. La curva se disparó y los hospitales se desbordaron, pero no aquí sino en Nueva York. Mientras esperaban vernos sucumbir, los países del grupo de Lima, todos soberbios, dejaron colarse el virus, desoyendo a la OMS, ignorando la experiencia de los chinos, “porque los chinos son culpables” -les dijo el amo a los perritos-, asumiendo que quizá, con un poco de suerte, el virus “mutaría en una buena persona”.
Venezuela, el pan mediático de cada día, desapareció del menú noticioso acaparado por la pandemia, porque de pandemia y Venezuela solo había cosas buenas que decir.
Y se les complica el cuento cuando regresan miles de venezolanos que se fueron bajo el aquella campaña de engaño que decía que en cualquier lugar del mundo se vive mejor que aquí, ¡hasta en Perú, pues!. Regresan con la realidad ardiéndoles en el cuerpo y en el alma, y son tantos, tan evidentemente apaleados por el espejismo que les vendieron, contando tan terribles historias, que se activan los poderes mediáticos para contar la historia que no es.
“Maduro no deja entrar a los venezolanos que regresan a su país” –cuenta el noticiero de la tele pública española, sin siquiera preocuparse por la posibilidad de que los televidentes se pregunten por qué regresaría alguien a la dictadura malvada de la que tuvo que huir. El Efecto Tuyuyo los desmiente: No es que los devuelve Maduro, sino que no regresan.
¡Y pasan las semanas y no colapsamos, vale! Los Estados Unidos endurecen el bloqueo, porque si no nos mata el virus, pues que nos mate el hambre. Los medios dependientes listos para blanquear el delito de lesa humanidad que cometen sus amos contra los venezolanos. Un dos tres, llanto fingido por un pueblo que desprecian.
No hay gasolina, que si hay largas colas que si tal y cual, titulan justo al lado de los anuncios triunfantes la operación de bloqueo marítimo que el Comando Sur realiza en el Caribe contra nuestro país. Todo bien: nadie que crea que El Tutuyo y sus pares son medios independientes, va sentarse a hilar titulares y realidades. Joseph Goebbels lo sabía, Elliott Abrams lo sabe.
Y como el pueblo aprieta los dientes y resiste, buscan cuatro malandros para incitar saqueos que no prenden. Entonces pueblitos desconocidos por el sifrinaje, se convierten en efímeras tendencias en las redes sociales: ¡Saqueos, saqueos, hambre, calle y más calle! -tuitean desde el sofá. Y cuando los saqueos no son vuelven al tradicional “maldito pueblo comelentejas, arrodillado por un bono”.
Y se horrorizan porque una maestra se equivocó  en una clase televisada de la Escuela en Casa, ni se inmutan cuando los diputados que cuelgan del brazo de Guaidó, se autoasignan de 5 mil dólares mensuales y, de paso, retroactivo, “porque ellos ponen el pecho” -según explicó Luis Florido.
Ni una palabra sobre el saqueo gringo a las cuentas del BCV con la aprobación de los diputados, claro, a cambio de una tajada del botín.
Y como veían que resistía, fueron a buscar otro elefante: viene el primero de mayo, hay que pulverizar el aumento de salario antes de que llegue. El dólar paralelo se vuelve loco. Los precios también. Lorenzo está en guerra, junto a Fedecámaras, Consecomercio, los mismos de siempre apostando por matarnos de hambre para luego llorar porque de hambre estamos muriendo, culpemaduro.
Y los medios de siempre abren su cajita de eufemismos y maquillan de “escasez” al secuestro que hace Lorenzo de sus productos, al chantaje de Lorenzo, siempre en guerra. Y Lorenzo somos todos, dicen los que no son Lorenzo ni nada.
Todo esto mientras Pompeo vuelve a llamar a Guaidó para tuitear que conversaron y que tiemble el rrrégimen que nunca ha temblado y que todas las opciones otra vez sobrzzzZzzzzzz, y hasta los 100 MMGs de siempre, que ahora son 30, bostezan, solo Carla Angola y Sergio Novelli se arrastran emocionados como felices sietecueros.
Pero al final el tema es la pandemia, es ineludible, como imposible es ocultar sus efectos. Los Estados Unidos pasó ya el millón de contagios, la tercera parte de todos los contagios del mundo; más de 50 mil muertos, medio país en armas amenazando a la otra mitad. El desempleo en cifras espeluznantes, el desamparo más espeluznante aún. Serían maravillosos titulares si fueran contra Maduro, pero no, son de ellos, los amos, que ya tienen un titular nuevo para disimular: “El gobierno de los EE.UU no tiene razones para creer en las cifras del CONVID que da Maduro”. ¡Corre Luz!
¡Listo! Como el carajito que se tapa los ojos y cree que nadie lo puede ver a él, pero nada tierno. Todo criminal y asesino.
Al final, la única verdad es la realidad y ésta es la de un pueblo que resiste, no solo a la pandemia, con esa curva aplanada a punta de disciplina y conciencia, sino a una guerra despiadada y cobarde que pretende torcernos una voluntad que no se tuerce: la de tener un país justo, libre y soberano. Y digan lo que digan, así va siendo y así será.
¡Nosotros venceremos!
CAROLA CHÁVEZ
@tongorocho
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