El presidente electo de los EE.UU., Joe Biden, designó a un ex general afroamericano como Secretario de Defensa. Se trata de Loyd Austin, un oficial con experiencia en las invasiones norteamericanas a Irak y Afganistán.
Medios locales comprenden este nombramiento como la presión sobre el nuevo gobernante para que escoja a representantes de minorías en altos cargos del país.
Austin sería el primer negro en mandar en el Pentágono, por lo que se plantea la paradoja de que un integrante de las minorías más agredidas en los EE.UU. se encargue pronto de la agresión a otros países.
Algunos expertos consideran que su nombramiento pudiera ser una alternativa rechazada por el Congreso con la franca razón de que no tiene cumplido todavía 7 años fuera de servicio para asumir el puesto.
La única excepción hecha por el congreso en una situación similar fue a Donald Trump, quien nominó para el cargo de Defensa al ex general Jim Mattis, quien apenas duró un par de años en el gabinete del presidente republicano.
Si bien la coraza de Lloyd Austin parece la de una noble concesión a las minorías en el futuro gobierno de Biden, lo cierto es que este profesional de la guerra es un hombre de negocios que trabajó para varias compañías armamentistas.
Para muchos esta situación plantea un conflicto de intereses; ya que viene de formar parte de la directiva de RayTheon Technologies C.O., uno de los mayores contratistas del Pentágono.
Durante una comparecencia ante el Congreso en 2015, Austin reconoció que EE.UU. financió a mercenarios sirios pero que este proyecto «fracasó».
