Apuntes contra la corrupción | Por: David Gómez Rodríguez
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La corrupción es hija de la ideología burguesa que impone como objetivo económico la acumulación de capital a toda costa; como mecanismo de regulación social, la competencia; y como base de su sistema de valores, el egoísmo. Federico Engels comenta en su texto El origen de la familia, la propiedad privada y el Estado que “en los intereses más viles, la baja codicia, la brutal avidez de los goces, la sórdida avaricia, el robo egoísta de la propiedad común, se inaugura la nueva sociedad civilizada, la sociedad de clases”, es decir, la sociedad capitalista que se mantiene hasta nuestros días.
Tal cosa como una revolución corrupta no existe, pues la naturaleza y el origen de la Revolución es contraria a la corrupción. Lo que existe son hipócritas y traidores que utilizando el nombre de la Revolución lo mancillan todo, vendiendo incluso a su propia patria y convirtiendo el destino de la nación en una mercancía. Son, como dijo Bolívar, “tristes efectos de las antiguas cadenas”.
En la construcción de una sociedad nueva, que tiene como objetivo el socialismo, nuestro problema ha radicado en no haber sido lo suficientemente eficientes creando mecanismos de control que evitaran que esos individuos acumularan el poder suficiente para transformarse en mafias así como el capital para constituirse en una nueva burguesía, que no solo nos debilita materialmente, sino tambien moralmente, pues la traición siempre duele y deja guayabo.
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La justicia se debe aplicar consentido de clase. No podemos utilizar la lógica burguesa para construir nuestra concepción de justicia. Esa lógica que produce las condiciones materiales y espirituales para la desigualdad y la miseria, produciendo por un lado, sujetos marginados a los que luego condena, y por el otro, élites blindadas con las mejores condiciones económicas y legales para mantener el poder.
No vale de nada castigar a las capas medias sin capturar a las cabezas. La injusticia debe caer con todo su peso sobre aquellos que han hecho sobre la base de la corrupción mafias, élites y fortunas, buscando castigar con mayor ahínco a aquellos que más se enriquecieron y que gestionaron en los círculos de poder y el capital las condiciones para robar al pueblo. “Promover cuantas conjuraciones les permitían formar nuestros jueces, perdonándolos siempre, aun cuando sus atentados eran tan enormes, que se dirigían contra la salud pública (…) Al abrigo de esta piadosa doctrina, a cada conspiración sucedía un perdón y a cada perdón sucedía otra conspiración que se volvía a perdonar. ¡Clemencia criminal que contribuyó más que nada a derribar la máquina que todavía no habíamos enteramente concluido!”, este pensamiento de Bolívar puede resumir muy bien la situación que vivimos.
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Que la indignación se haga organización. El movimiento revolucionario y popular debe manifestarse con contundencia y de forma organizada, sobre la base de la palabra de Chávez y Maduro contra la corrupción, e impulsar desde el poder popular estrategias de contraloría social, estrategias de formación y campañas comunicacionales que combatan agresivamente este flagelo. Determinar al imperialismo y a los corruptos como los enemigos numero uno de nuestra revolución, ponerlos al mismo rango, denunciarlos y combatirlos con el mismo ahínco, pues es el daño que ha hecho los corruptos recientemente capturados es mucho mayor que el material, su traición ha causado muerte y dolor, pues han atacado al pueblo a la par que el imperialismo pretendió sumirnos en la miseria a través de la guerra económica.
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Formar para una nueva cultura política. “Los jóvenes compañeros se han visto frente a la realidad de la creación revolucionaria sin una adecuada orientación del partido. Algunos han triunfado plenamente, pero hay muchos que no pudieron hacerlo completamente y quedaron a mitad del camino, o que, simplemente, se perdieron en el laberinto burocrático o en las tentaciones que da el poder” Esto lo dijo el comandante Che Guevara. Nosotros vivimos hoy esta misma realidad, por cuánto es pertinente que la orientación del partido sea cada vez más científica, sistémica, cercana y sistematizada en pro de avanzar hacia una política de cuadros que valore las competencias, las actitudes y los méritos de cada militante que ha entregado su esfuerzo en pro de la construcción del socialismo en Venezuela.
En lo cotidiano, en cada organización popular, pública e incluso privada, es vital reflexionar sobre las prácticas que constituyen una forma de corrupción no solo material, sino también moral, ejemplo: El chisme, la intriga, la burla al desvalido, la deshonestidad, la viveza, etc., pues no se trata de luchar solo contra un delito, sino contra una lógica que nos carcome como seres humanos, no permitir que la industria cultural capitalista siga haciéndonos pasar las miserias humanas como algo normal o cómico.
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Reflexiones sobre lo que somos. ¿Es socialista el egoísta? ¿Es revolucionario el superficial? ¿Es chavista el corrupto? ¿Es bolivariano el apátrida? ¿Es cristiano el indolente? Entonces no podemos ser ni egoístas, ni superficiales, ni corruptos, ni apátridas, ni indolentes. ¡Y ojo! No es declararnos puros, es procurar la virtud, perseguir lo bueno en los términos que el código ético de nuestra revolución ha determinado con el concurso democrático de nuestros militantes. En el Libro Rojo del Partido Socialista Unido de Venezuela se dejan las cosas claras, para que nadie se confunda. Pero ¿Cómo hacemos para actuar como socialista en una sociedad donde la viveza criolla es ley de vida? Romper con esa tradición de corrupción es quizá el reto más importante que tenemos desde el punto de vista cultural. En el partido la única forma será generando cada día más políticas formativas y coercitivas para enfrentar la corrupción material y moral.
Chávez lo dijo así: “Les pido que seamos muy autocríticos y muy severos en la disciplina revolucionaria para seguir fortaleciéndonos en la moral, en lo ético. La moral es la fuerza capaz de resistir a los más grandes imperios. Es la moral la fuerza que inclina finalmente la balanza de la lucha política”. En tal sentido, dar el ejemplo es la mejor forma de corregir, es nuestro deber mantener la categoría de cuadro y de revolucionario en el más alto estándar; no permitir que mancillen a Chávez y decir como en la canción con la adarga al brazo “a los que te utilizan como tema del sermón y hacen todo lo contrario no les permitiremos más discursos en tu honor ni que usen tu retrato si van a predicar lo que no son”. Reflexionemos sobre lo que somos, sobre lo que defendemos, sobre lo que proyectamos con nuestra luz, con un poema al que he titulado Lo que brilla:
Algo brilla entre los semáforos
se confunde con el rojo que penetra en la avenida
haciendo que se detenga hasta el viento
algo brilla en el borde del cielo y sobre la noche
Titilan las luces de neón, lloran de envidia
frente a la estrella roja que les recuerda
su miseria de bajo voltaje
Hay que vivir con otros códigos, de más nobleza y belleza, de más voltaje cuando se trata de brillar con genuina lumbre. Recuerdo con cariño una conversación que tuve respecto a estos temas con la camarada Grecia Colmenares, actual Secretaria General de la JPSUV. Después de mucho filosofar respecto a lo que nos hace ser revolucionarios y por lo tanto, defensores de la belleza y la justicia, concluimos que es fundamental reivindicar las formas poéticas de vivir. Creo fervientemente que eso es lo que hay que promover, que nuestras vidas sean más poéticas, no porque leamos o escribamos poemas, sino porque nuestra militancia tenga una épica cotidiana que se pueda reivindicar como hermosa, justa y genuina. Y no se trata de ser hippies, se trata de vivir con principios sólidos, de ser congruentes y de defender con pasión lo que da sustento moral a nuestras luchas. En tal sentido, podemos decir que hay poética en la justicia, hay poética en nuestras luchas, pues no hay nada más hermoso que las esperanzas y los sueños de un pueblo haciéndose realidad. ¡Camaradas, seamos justos para vivir con belleza!
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Defender la verdad y celebrarla. Por ultimo, quiero manifestar mi alegría por la liberación definitiva de Argenis y Alfredo, los cueles fueron victimas concretas de la corrupción y las tretas del poder. Ellos se han convertido en referencia de valentía, pues se enfrentaron contra el monstruo de frente, lo hicieron con la fe de David contra Goliat y nuevamente venció la nobleza del que lucha con la verdad.
DAVID GÓMEZ RODRÍGUEZ
Apuntes contra la corrupción | Por: David Gómez Rodríguez
@davidgomez_rp
