Hay un debate abierto en el seno del chavismo y es necesario reflexionar al respecto. Lo de las residencias Livia Gouverneur era completamente evitable, por una razón obvia y de fuerza mayor:
La alarma por covid-19 faculta al Estado a tomar medidas extraordinarias, como el cambio de uso temporal de los espacios bajo su administración. Razón que debió ser suficiente para que los residentes acataran la decisión, con las garantías ofrecidas por las instituciones.
Nada justifica las agresiones. Es evidente que estamos frente un asunto de crisis de confianza (problema de fondo) elemento fundamental para avanzar en cualquier proceso de orden político-social, que unido a un cúmulo de errores (problemas de forma) hizo que estallara el conflicto que pone a todos en la tarea de reflexionar, hacer control de daños y recomponer, no hay otra opción para los revolucionarios.
Adecos “solidarios”
Es importante que veamos la trascendencia de lo ocurrido y el impacto ocasionado en el otro lado de la acera. Resulta que a los adecos y a las ONG pro yankees les dio por “solidarizarse” con los estudiantes de las residencias. Así como lo leen, los mismos que asesinaron a Livia, los que se opusieron a la creación de ese espacio, los que engendraron y aplaudieron a los guarimberos que intentaron quemarlas en 2016 y 2018, ahora “defienden” el legado de Chávez.
Esta es otra prueba de la inexistencia de un programa propio en la derecha, quienes sólo cuentan con la alharaca y la agenda de los gringos y sus aliados; pero que a lo interno son reactivos y dependen al 100% de los movimientos del chavismo, por lo que no les queda otra que escudriñar en los restos de estas coyunturas.
Chavismo ¿Dividido?
Por otro lado, es impresionante que ciertos sectores insistan en mostrar este episodio como la prueba fidedigna de la división del chavismo, llegando incluso a satanizar el hecho de que existan contradicciones, cuando todos deberían saber que la ausencia de las mismas, además de resultar sospechoso, es un claro indicio de muerte temprana.
En este punto, el debate se centra en eso que planteaba el gran Mao como: “el tratamiento correcto de las contradicciones”. Es decir, en la capacidad que tengamos de distinguir su naturaleza para poder definir el método para resolverlas.
Distinguir al enemigo puede resultar una tarea más sencilla, pero reflexionar y superar la diferencias dentro del mismo movimiento popular; distinguir entre lo correcto y lo incorrecto en medio de un proceso de transición al socialismo, es mucho más complejo, pero resulta un dinamo.
El chavismo es una fuerza viva, los hechos lo comprueban.
