En Colombia ya no basta que el Ministro de la Defensa pida perdón por las masacres y violencia policial de los últimos días. El asesinato este jueves de una mujer trans en un retén militar en el Cauca, ha generado ahora la exigencia de su renuncia.
La muerte causada por efectivos de la Fuerza Militar ha reavivado el debate local sobre la impunidad del componente castrense en los operativos y alcabalas desplegadas en las zonas rurales del país.
Políticos, defensores de los derechos humanos y colectivos sociales se vuelven a combinar en un rechazo general hacia la violencia de las fuerzas de seguridad, por lo que piden ahora la dimisión de Carlos Holmes Trujillo.
Impunidad militar
Una de las voces activas en las redes sociales contra la gestión de la seguridad por parte del Ministro de la Defensa ha sido la de la ex senadora Piedad Córdoba, quien desde su cuenta en Twitter se preguntó: “¿Militares tienen licencia para disparar a matar? ¿Son entrenados para disparar y luego averiguar?”.
Por su parte la parlamentaria de la Unión Patriótica, Aída Avella, resaltó la cotidianidad dramática con que los militares de su país cometen arbitrariedades y al mismo tiempo son protegidos con el premio de la impunidad.
Avella resaltó a partir del caso de la mujer trans asesinada en El Cauca, llamada Juliana Giraldo, que “un soldado mata y no lo detienen, no dejan hacer pruebas de toxicología y alteran la escena del crimen, por lo tanto las investigaciones exhaustivas y los Consejos de Seguridad no sirven para nada”.
Plantón por la renuncia
A partir de las 6 de la tarde, hora de Colombia, distintos colectivos sociales convocan a un plantón frente a la sede del Ministerio de la Defensa. Desde ahí pedirán la renuncia de Carlos Holmes Trujillo, a quien ya no le creen un perdón más.
Esta situación revela que la violencia policial y militar ha adquirido en Colombia una notoriedad lamentable y ya difícil de seguir soportando pacientemente por los ciudadanos.
La brutalidad de la fuerza pública y la lista de masacres se han juntado como 2 problemas que exponen la dramática realidad de un país que no termina de conocer otra virtud de la paz que la tranquilidad después de la muerte.