Todos hacemos el ridículo en TikTok, de otra manera no reprodujeran nuestros contenidos. Es una red social de diversión que el que pretende ponerla con mucha seriedad inmediatamente se gana un “no me interesa” quizá el botón más interesante de la aplicación y una innovación en el manejo del gusto que hasta TikTok era casi hegemonizado por gustos y emociones favorables y no habían conectado con la pulsión negativa de la gente.
El ridículo es un punto de vulnerabilidad y supone la fortaleza de mostrarse tal y como se es, sin ningún tipo de norma social que limite la expresión del baile, la palabra, el canto, etc. Y a buen ridículo que es el imperialismo, ahora demostrándolo con TikTok.
El manejo bandolero de Donald Trump para ayudar a Microsoft en la apropiación de la parte norteamericana de la red TikTok, demuestran una vez más la careta real y sin cortapisas del imperio dirigido desde las transnacionales norteamericanas. Es claro el interés del control de todos los mecanismos de intercambio social, no solo en el ámbito de su territorio sino en el nivel global. Para completar el cuadro ridículo, Trump argumenta la protección de la privacidad de datos de los ciudadanos norteamericanos según él espiados por China.
Recordemos que fue la mismísima campaña de Donald Trump la acusada de haber utilizado los datos privados de sus electores en Facebook, Twitter y otras redes, para manejar una propaganda personalizada al servicio de su elección como presidente de las barras y las estrellas. Trump lidero el acto de manipulación masiva más asqueroso de la democracia moderna alterando la voluntad propia de sus electores a través de un estudio y uso de la big data. ¿Por qué querrá controlar TikTok con Microsoft?
El imperialismo no le tiene miedo al ridículo, después de haber apoyado el posicionamiento mundial de Facebook y Twitter como herramientas de control social masivo de datos privados de usuarios y usuarias a nivel global, cualquier competidor en el campo del control social digital es un enemigo que no quieren ver desarrollarse. El comportamiento imperialista se devela con la ridiculez propia del que usa TikTok, no han ocultado nada, se han mostrado sin disfraces en la escena. Ahora queda la paciencia china en prueba.
Los chinos han jugado ante este ataque, que va al corazón del prestigio de la privacidad de los usuarios, con las reglas propias de los mercados libres, si quieren comprar la parte estadounidense, sencillamente se la venden. La respuesta es sobria ante semejante obscenidad imperialista, los chinos han aprendido a expandirse sin escándalos ni elocuencias innecesarias. El futuro de la red es seguir develando a la gente con expresiones libres, artísticas, vulnerables, ridículas. Trump fue otro actor ridículo develado por TikTok.
CÉSAR TRÓMPIZ
Ministro de educación universitaria de Venezuela.
Sin miedo al ridículo por TikTok | Por: César Trompiz
