Lo de Dempsey fue nocaut: boxeo, imperialismo y trampa

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Por: David Gómez Rodríguez.

Los amantes del boxeo y el arte recordarán la legendaria pelea entre Dempsey y Firpo, el 14 de septiembre de 1923 en el Polo Grounds, ubicado en el Upper Manhattan de Nueva York. Esta pelea fue anunciada por el presentador estrella, Joe Humphreys, que habló a más de 86.000 personas presentes. Todo estaba puesto sobre la mesa: el gran espectáculo, las inversiones, las apuestas y los respectivos orgullos nacionales. Todo combate es finalmente símbolo, sangre y oro. Por eso, en aquella noche la bandera norteamericana, como en las películas de Rocky, se veía en primer plano, tapando la miseria de una sociedad sedienta de violencia y manipulada entre el gobierno y las mafias. Al Capone, por ejemplo, tiene su foto con Dempsey y la bandera. En esos cuadriláteros también tuvo su combate a tiro limpio con el mafioso Bugs Moran, fue luego de la masacre conocida en los Estados Unidos (EE.UU.) como “La matanza del Día de San Valentín” (1929). Todo es combate, dentro y fuera del ring.

Jack Dempsey era casi un antisocial, pasó años entre bares y minas cobrando por peleas ilegales, sin embargo, se transformó en una de las estrellas deportivas más grande de su época, y esto no es poco decir, pues eran los tiempos de deportistas como Babe Ruth. Frente a Firpo, Dempsey defendía por quinta vez el título mundial. La pelea fue histórica ya que Luis Firpo, al que la prensa norteamericana llamó “El Toro Salvaje de la Pampa”, fue el primer latinoamericano en esa categoría, y también porque aquella batalla entre el Sur y el Norte terminó siendo una de las peleas más importantes de la historia del boxeo. Al punto que, en 1997 la revista especializada en boxeo The Ring, la ubicó de tercera en los mejores 100 combates de la historia. Más allá de los guantes, en el combate entre el norte y el sur, existe una dialéctica signada por la violencia que rige las relaciones entre Estado Unidos y el Sur del continente Americano, esto sucede especialmente desde que EE.UU. se planteó el Destino Manifiesto y la Doctrina Monroe como principio regulador de su política de dominación en la región, esta es la verdadera historia del boxeo en el continente. En tal sentido, Dempsey vs Firpo no fue solo una pelea, como Rocky, en el contexto de la lucha contra el comunismo, no es solo una película, pues el combate es también símbolo.

Como espectadores podríamos decir que fue un huracán de golpes espectacular: jabs, uppercuts, ganchos al hígado. Un combate de peso pesado extremadamente agresivo, corto pero salvaje. Es cierto que el campeón mundial era, desde el punto de vista técnico, muy superior a Firpo, que era inmenso y tenía un estilo de pelea un tanto tosco. Al día de hoy no es mucha la diferencia que podemos hacer al hablar de nuestras sociedades; EE.UU. sigue siendo una potencia en diferentes materias, sobretodo cuando de guerra hablamos y, en América del Sur, sometidos bajo el engaño del neoliberalismo, llenos de recursos, seguimos luchando de forma desordenada, a veces torpe con la miseria. Algunos destellos de lucidez aparecen en ocasiones con proyectos como UNASUR o ALBA, pero en general, seguimos entrampados en una lógica colonial, corrupta y pequeño burguesa que no nos permite desarrollarnos y mucho menos integrarnos, haciéndonos un cuerpo en el que cada músculo actúa arbitrariamente, así, en el boxeo no hay defensa ni ofensiva posible, por eso parece que siempre estamos en crisis: en la lona o contra las cuerdas.

Sin embargo, aquella noche, después de haber caído siete veces a la lona, Firpo lanzó un golpe que se hizo hazaña al enviar fuera del cuadrilátero, como al muñeco de trapo del Tío Sam, al campeón del norte. Fue ahí que nació la leyenda que en 1950 fue votado en los EE.UU. como el momento deportivo más dramático de la primera mitad del siglo XX y que quedará en el imaginario de la humanidad gracias a la genial obra plástica de George Bellows “Dempsey and Firpo”, o “Dempsey Through the Ropes”. Políticamente hemos realizado esta hazaña en varias ocasiones con hombres como Fidel, Allende o Chávez. No obstante, un golpe espectacular a veces puede ganar un combate, pero ganar la guerra requiere de mucho más.

El papel de los medios y la guerra sucia

Después del histórico golpe Dempsey cayó de platanazo sobre la primera fila, la cual estaba colmada de periodistas, estos lo cargaron y lo llevaron de regreso al ring. En un juego de béisbol sería como si un periodista hiciera el papel de relevista y corriera hasta el home después en la parte de alta del noveno inning de un encuentro que se pierde por una carrera. Los medios de comunicación hoy día juegan el mismo papel que esa noche, sostienen y levantan, a pesar del nocaut, al imperialismo norteamericano. Favorecen de manera directa a las élites económicas, porque son parte de ellas. No había un periodista argentino entre aquellos que subieron a Dempsey al cuadrilátero, todos era gringos. Por si fuera poco, además de ser parte del aparato de dominación en el escenario económico y político, crean otro frente, pues, según Ludovico Silva “En esa industria no sólo se gana dinero y se acumula capital como en cualquier otra industria; se produce, además, un ingrediente específico: la plusvalía ideológica. Al obrero descrito por Marx en El Capital. le era sustraída la plusvalía material ocultamente, sin que él lo percibiera; del mismo modo, al hombre medio del capitalismo le es extraída de su psique la plusvalía ideológica, que se traduce como esclavitud inconsciente al sistema”.

La reglas no existían aquella noche y en general en el mundo fuera del cuadrilátero, no se respetan. Hoy, por ejemplo, si un boxeador cae, el oponente debe ir inmediatamente a la esquina neutral y permanecer allí hasta que el referee (árbitro) lo permita o cuente el tiempo reglamentario para el nocaut, esto no se cumplió en ninguna de las ocasiones que Firpo estuvo tumbado en la lona, por lo contrario a penas amenazaba con volver a la pelea recibía otro golpe, además el tiempo que duró Dempsey en volver (incluso con ayuda de los periodistas) al cuadrilátero fue superior al reglamentario. En nuestra historia, EE.UU. no termina de realizar un golpe de Estado cuando ya está organizando el siguiente y hoy impone sanciones económicas ilegales, reconoce gobiernos ilegítimos, da ultimátums y amenaza con la fuerza a naciones soberanas, todo esto rompe con el derecho internacional y la diplomacia. Al parecer, los norteamericanos, han vuelto a la política una pelea callejera.

Finalmente Dempsey regresó al ring con ayuda y sobrevivió el 1er round. En Argentina, mientras tanto, el Palacio Barolo soltó una luz verde en señal de victoria, haciendo creer a todos que Firpo había ganado. No había televisores en ese momento, solo algunas radios. La luz verde creó la ilusión con la que la mayoría celebró la victoria, aunque en la realidad en el segundo round Dempsey, repuesto de la humillación y con sed de venganza, lanzó una combinación de golpes que puso al argentino fuera de combate. El verdadero nocaut llegó al día siguiente, la noticia en prensa golpeó a todo el Sur del continente: Luis Ángel Firpo había sido vencido. Desde entonces, en Argentina, cada 14 de septiembre se celebra el Día del Boxeador. Ese golpe al norteamericano se convirtió en la verdad de todos y el único medio que realmente pudo expresar con justicia lo sucedido fue el arte, que guardó el momento más glorioso y creó un relato poderoso, que dijo más que la realidad. El arte nos hizo victoriosos, nos hizo volver a la algarabía y ser testigos de la fuerza del sur en un Firpo con un puño izquierdo cruzado, shorts morados, frente a un norte cayendo y siendo sostenido infamemente desde el rincón más oscuro del cuadro. Otra referencia artística obligatoria sobre este acontecimiento, es el relato de Julio Cortázar, “El noble arte”, donde confiesa “yo, con mis nueve años, lloré abrazado a mi tío y a varios vecinos ultrajados en su fibra patria”.

Décadas más tarde, el escritor Horacio Estol en el libro “Vida y combates de Luis Ángel Firpo”, develó al mundo que el argentino peleó con una fractura en el húmero izquierdo. Firpo confesó que ocultó aquello porque el organizador George Lewis Richard le dijo es “ahora o nunca”. sin embargo, con todo y un hueso roto, que es como en general siempre está el sur del continente, Firpo lanzó a Dempsey por los aires, el cual dijo años después de la pelea: “Todavía me duele aquel golpe”. El imperialismo está herido.

Dempsey and Firpo (1924), por Bellows George.

 

David Gómez Rodríguez.

@davidgomez_rodiguez

 

 


 

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