El acuerdo Trump, ¿puede nacer de la injusticia? (I)

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Desde hace décadas ya, Palestina ha hecho enormes concesiones para lograr la paz en la región. En tanto, Israel, argumenta que a lo largo de los años, los palestinos «han  rechazado una serie de buenas ofertas”. Pero los negociadores palestinos dicen que han hecho concesiones enormes, una de las cuales ha sido aceptar la existencia de Israel en alrededor del 78% de su patria histórica.

El proyecto para el acuerdo sugerido por el presidente estadounidense Donald Trump, propone un «Estado Palestino» con capital en Jerusalén Este y el reconocimiento de los territorios ocupados por Israel. Algo así, le da todo a Benjamín Netanyahu y muy poco a Palestina. No en balde el Primer Ministro israelí, dijo que este momento sería tan recordado como el de la independencia de Israel en 1948.

Esta visión de paz de la Casa Blanca, deja en realidad a Palestina como una especie de Estado condenado a truncarse, sin la soberanía adecuada, rodeado por territorio israelí y ubicado entre asentamientos judíos. De hecho, cerraría la dinámica del conflicto y extinguiría, al menos temporalmente, la lucha histórica del pueblo Palestino. Esto es una enorme ganancia para el primer ministro israelí Benjamín Netanyahu, que incluso ha dicho que este momento “es uno de los más importantes de su vida”.

Por su parte, Trump argumenta: “Mi propuesta presenta una oportunidad con la que ganarían los dos lados, una solución realista de dos Estados que resuelve el riesgo que suponía para la seguridad de Israel un Estado palestino». 

Lo primero que salta a la vista al contemplar la fastuosidad ceremonial del lanzamiento, es la ausencia de alguna representación Palestina. Ninguna.  El acuerdo fue rechazado de inmediato y con vehemencia por el presidente Mahmud Abás (lo calificó como «la bofetada del siglo») y a su vez por las distintas facciones palestinas, en una poco habitual muestra de unidad. En las calles de Gaza y Cisjordania, el anuncio fue recibido con airadas protestas, mientras que Amnistía Internacional (que no es precisamente una organización de izquierda) señalaba que se trata de «un manual para más sufrimiento y abusos».

¿Cuáles son los principales puntos del acuerdo?

En esencia, el plan de Trump mantiene la llamada «Solución de los dos Estados», reconociendo el derecho palestino a tener uno, pero anteponiendo en cualquier caso, la seguridad de Israel y dando por muertas las demarcaciones que aún reconoce la ONU.

Para ello, contempla cambios fronterizos que permitirían a Israel anexionarse parte de Cisjordania. También amplía el territorio palestino, pero lo fragmenta más aún, dejando dentro los asentamientos israelíes. Además, en uno de sus aspectos más polémicos, apuntala Jerusalén como «capital indivisible» de Israel y en principio, de un futuro Estado palestino que se antoja inviable.

¿Qué pasaría con los asentamientos?

Los asentamientos israelíes existentes en Cisjordania (considerados ilegales por la legislación internacional) serían incorporados al Estado de Israel, que se comprometería a no construir nuevos asentamientos, expandir los existentes o aprobar planes para construcción en las zonas que serán parte del Estado de Palestino. Israel no procederá a demoler estructuras existentes, una moratoria que no incluye «construcciones ilegales» ni aquellas que «supongan un riesgo de seguridad, según determine el Estado de Israel» o «demoliciones de castigo por actos de terrorismo». Cerca del 97% de los israelíes en asentamientos en Cisjordania quedarían en territorio israelí adyacente, cifra similar para los palestinos en Cisjordania que quedarían en territorio palestino.

Esperado desde hace más de dos años, el plan se ha dado finalmente a conocer en un momento políticamente crucial, tanto para Trump como para Netanyahu. El primero busca ponerle un broche histórico a su política internacional y según muchos analistas, desviar también el foco del juicio político (impeachment) al que está siendo sometido en el Senado; el segundo, imputado por fraude, cohecho y abuso de confianza en tres casos de corrupción, y candidato asimismo en los comicios generales que celebrará Israel en marzo (los terceros en menos de un año), recibe un espaldarazo fundamental de su principal y más poderoso socio, y prácticamente carta blanca para consolidar promesas electorales que hasta ahora eran consideradas problemáticas, como la anexión de las colonias en los territorios ocupados.

Por su parte, el Gobierno venezolano repudió el »acuerdo del siglo’» propuesto por Trump y lo tachó de un plan “anexionista” que representa un agravio a todo el pueblo palestino.

De igual modo, el presidente Nicolás Maduro ha mostrado su plena solidaridad con el pueblo palestino, al mismo tiempo que ha instado a la comunidad internacional a activar “mecanismos multilaterales” para impedir “las impredecibles consecuencias” que provocaría la polémica iniciativa del Gobierno norteamericano.

Por su parte, el Movimiento de Resistencia Islámica de Palestina (HAMAS), tildó el acuerdo de »agresivo» y aseguró que “está abocado al fracaso”.

 

 

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