En entrevista para la agencia internacional de noticias, AFP, el canciller venezolano, Jorge Arreaza, calificó de «irracional» la posición del presidente estadounidense Joe Biden, quien ha mantenido su postura de desconocimiento al gobierno del presidente Nicolás Maduro. En efecto, dijo que Venezuela no ha desistido en tratar de restablecer el contacto con Washington para normalizar las relaciones entre ambos Estados.
«No hemos tenido contacto o respuesta positiva a la mano extendida por el presidente Maduro»; dijo Arreaza sobre los mensajes que ha enviado Miraflores a La Casa Blanca. Sin embargo aseguró que, en comparación al gobierno anterior de Donald Trump que arreció las medidas coercitivas llamadas sanciones, contra la nación venezolana, se ha notado «menos agresividad» en el de Biden. Asimismo Arreaza aseguró que el país está «aprendiendo a convivir, superar, bypasear, burlar las sanciones», que «han hecho mucho daño».
El diplomático recordó una conversación con Elliott Abrams, el enviado de la administración Trump para asuntos venezolanos, en la que le advirtió que, tras fracasar la estrategia de un golpe de Estado, Washington ejercería «presión máxima» para conseguir la caída de Maduro en el largo plazo.
También relató a AFP que Abrams le advirtió la asfixia que ejercerían contra la nación bolivariana. «Me dijo ‘se van a quedar sin petróleo, sin gasolina, sin electricidad, sin alimentos hasta que el final no aguante el pueblo y ustedes salgan del poder'». Dijo sobre las afirmaciones del funcionario estadounidense.
La estrategia de «máxima presión»
El canciller explicó que muchas empresas petroleras temen ser sancionadas por el gobierno estadounidense por hacer negocios con Venezuela; puesto que han recibido amenazas directas a trancar su actividad de comercial de mantener relaciones con el mercado venezolano.
De esta manera actúan: «Te persiguen los buques, prácticamente hay que hacer una táctica irregular, una guerrilla en el mar para poder hacer llegar el petróleo a sus legítimos compradores». Expuso. Al mismo tiempo recordó que el bloqueo de activos que mantiene EE.UU. y, muchos de sus aliados que han decidido seguirle el coro, mantienen la negativa de liberar fondos venezolanos.
«¿Vecino incómodo?»
Reiteró la solicitud a la ONU de una «inmediata ayuda» para «desactivar los campos minados« que hay en territorio venezolano, puesto por grupos paramilitares colombianos; con quienes las fuerzas armadas venezolanas han tenido intensos enfrentamientos en la frontera con Colombia; país que calificó como el «vecino más incómodo en el mundo», y como «imitador de Estados Unidos». También pidió que el organismo multilateral apoye un canal de comunicación entre Caracas y Bogotá, cuyo gobierno no reconoce a Maduro.
En el país vecino «hay como 20 grupos entre ellos éste que se dice residuos disidentes (de las FARC), pero cumplen el mismo rol que un grupo paramilitar o que un grupo directo del narcotráfico». Aclaró.
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