El Papa Francisco llegó este viernes a Irak en un viaje signado por varios “primeras veces” que lo hacen un hecho histórico.
Es la primera vez que el máximo líder de la iglesia católica visita al país árabe, y es el primer viaje al extranjero después de 15 meses.
Se trata del viaje número 33 durante 7 años de papado, lo que marca un ritmo de uno cada 2 meses y medio, superando la vocación peregrina de otro papa viajero como Juan Pablo II, quien durante sus primeros 7 años de jerarca hizo 25 visitas fuera de Italia.
Esta gira será de un ambiente inédito. No habrá multitudes para saludarle, y no porque los musulmanes tengan alguna antipatía con el argentino, sino porque la pandemia es una amenaza para la que mejor es quedarse en casa.
El jueves antes de llegar a Irak, Francisco dirigió un mensaje a los iraquíes. Les dijo: “Voy como peregrino penitente para implorar el perdón y reconciliación del señor tras años de guerra y terrorismo, para pedirle a Dios el consuelo de los corazones y la curación de las heridas”.
El más peligroso
Para la prensa especializada en los viajes del Papa, califican esta visita como la más desafiante de todas. La seguridad, la religión y la pandemia son componentes que envuelven de peligro esta hazaña de la historia.
En la agenda de Francisco está programado reunirse este sábado con el máximo dirigente religioso del país. Se trata de un acercamiento que envía el mensaje potente del entendimiento entre dos líderes con fe distinta.
Adicionalmente ofrecerá una misa en un estadio de la ciudad de Erbil. Se estima que asistan unas 4 mil personas al oficio religioso.
Esa ciudad fue epicentro de un reciente ataque con misiles de grupos rebeldes a una base militar de EE.UU. en ese país.
