19 años del ataque a las Torres Gemelas: ¿Tenemos un mundo más seguro?

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Este viernes 11 de septiembre se cumplen 19 años del ataque a las Torres Gemelas, mejor conocidas como el World Trade Center (WTC). Este acontecimiento marcó, sin duda, un antes y un después, en la política internacional contemporánea, así como en las relaciones comerciales y culturales de Occidente y Medio Oriente.

El fatídico evento supuso un golpe noble, tanto material como simbólico, en el corazón financiero del país más poderoso del planeta. Fue el acontecimiento informativamente más importante de la década. Y es que esa triste mañana, la humanidad contempló atónita cómo se derrumbaba frente a las pantallas de televisión aquella infraestructura, tan emblemática del éxito capitalista y el american way of life.

Aunque ya se habían presentado antecedentes en la década de los 90, la verdad es que el suceso sorprendió a la opinión pública mundial como algo inesperado. El mito de la inexpugnabilidad del territorio estadounidense, se hacía añicos en vivo y en directo.

El país más involucrado en guerras, golpes de Estado, invasiones y bombardeos a lo largo de todo el siglo XX, por primera vez vivía en carne propia las terribles consecuencias de una acción bélica.

Muerte y desesperación

En aquella terrible operación, perdieron la vida 2.977 personas. Aún son capaces de helar la sangre, las imágenes de civiles lanzándose al vacío para intentar escapar de las llamas, en medio de aquel golpe fatal del destino.

Todo transcurrió como sacado de un guión cinematográfico de la industria hollywoodense. Y todo quedó registrado en imágenes. A propósito de este evento, el sociólogo y filósofo francés, Jean Baudrillard, ha señalado que más allá del sufrimiento terrible de las víctimas y sus familias, el mayor daño de este atentado fue su carga de violencia simbólica.

«Esta violencia terrorista no es ‘real’. Es peor que eso en un sentido: es simbólica. (…) Y en este acontecimiento singular en este filme-catástrofe sobre Manhattan, se conjugan en el más alto punto los dos elementos de fascinación de la masa del siglo XX: la magia blanca del cine y la magia negra del terrorismo; luz blanca de la imágen y la luz negra del terrorismo», expresa el intelectual galo.

Y, ciertamente, la versión oficial dio cuenta de un ataque terrorista, perpetrado por Osama Bin Laden y su organización Al-Qaeda. En el caso de las Torres Gemelas, los aviones secuestrados de American Airlines y de United Airlines fueron impactados intencionalmente contra las torres norte y sur, provocando la catástrofe.

Otro avión de United Airlines secuestrado se estrelló en las adyacencias del Pentágono, provocando la muerte de 184 personas. y Una cuarta aeronave también de la misma compañía se estrelló en un campo cerca de Shanksville, Pensilvania, donde perderían la vida otras 40 personas.

Tambores de guerra

Una vez pasada la conmoción inicial. Muchas teorías y versiones han surgido cuestionando la versión oficial. Se ha considerado como poco creíble que este grupo de terroristas haya podido violar los protocolos de seguridad de la nación más poderosa del mundo. En el mejor de los casos se ha llegado a sospechar, que tanto la CIA, como el FBI dejaron hacer.

También ha cobrado fuerza la hipótesis de una explosión controlada, previa implantación de explosivos en los sótanos de los edificios. Ello habría contribuido a socavar las bases estructurales del complejo una vez estrellados los aviones. Esto porque se piensa que el solo impacto de las aeronaves no habría sido suficiente. Entre los partidarios de esta teoría figuran «Los científicos por la verdad sobre el 11 de septiembre«.

Igualmente, en el centro de este análisis también destaca que los Estados Unidos estaban ávidos de un evento trascendental, con estas características. Ello para poder radicalizar su posición en el Medio Oriente y hacerse con el control de nuevos yacimientos petroleros.

Y en buena medida esto fue lo que vino luego del 11-S. El entonces presidente norteamericano, George W. Bush, se lanzó a una guerra criminal contra Afganistán e Irak, que ha provocado más de 3 millones de fallecidos.

En el caso de Irak, los Estados Unidos ni siquiera aguardaron por el aval del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas. Y activaron el ataque de forma casi unilateral. Para semejante acción se recurrió a la gigantesca mentira de las armas de destrucción masiva.

Nueva doctrina

Así se implantó la nueva doctrina de la guerra preventiva, es decir, antes para poder emitir una respuesta bélica contra cualquier nación, había que comprobar que se había recibido un ataque de ese Estado. Ahora no es así, con la sospecha de que pretenden agredirlo, Estados Unidos tiene la potestad para iniciar la agresión militar a cualquier república.

Diversos analistas han señalado que con el atentado a las Torres Gemelas se quiso sumergir a la población estadounidense en un profundo estado de pánico, para que respaldara las acciones guerreristas de George W. Bush.

Un mandatario, que por cierto basó sus acciones en el fanatismo religioso. Este hombre le respondió al periodista Bob Woodward que había mantenido comunicación directa con Dios, para emprender la guerra contra Irak. «No mi padre en la tierra no era el padre adecuado al que debía pedir consejo, porque hay un Padre más alto, y es a ese (es decir, a Dios Padre) al que me dirigí». Más de medio millón de niños ha perdido la vida a causa de este conflicto bélico.

La guerra al terrorismo implantada por Bush tras el ataque a las Torres Gemelas, tenía como promesa fundamental, especialmente para su incauta población, la concreción de un mundo más seguro. Pero los hechos le han desmentido una y otra vez. Lamentablemente, los ataques terroristas, lejos de desaparecer han hecho estragos en otras naciones europeas. Los atentados del 11 de marzo en Madrid (2004) dejaron una cifra fatal de 191 muertes.

Más atentados

También se han registrado atentados en Francia, los de París en noviembre de 2015 con 137 víctimas fatales. Y los atentados en Londres en junio de 2017, que provocaron 11 fallecidos.

Otro precedente fatal que dejaron los ataques del 11-S fue una especie de patente de corso del gobierno estadounidense para violar las correspondencia electrónica de la ciudadanía. Amén de la violación a los derechos humanos en las cárceles de Abu Ghraib, en Guantánamo y los centros clandestinos de detención del la CIA.

Además se incrementó como nunca antes el estigma contra las personas árabes tanto en películas, como series y documentales norteamericanos. Como ha dicho el también filósofo y sociólogo francés Edgar Morín, «el quid de la cuestión está en la situación de desigualdad profunda en la que se hallan los desposeídos, con relación  al acceso a los servicios médicos, pero también se encuentra en la humillación que les infligen sin cesar aquellos que detentan el poder».

A 19 años de los ataques a las Torres Gemelas, el planeta dista mucho de ser un lugar más seguro. Sigue pendiente una transformación urgente, en la búsqueda de ese otro mundo posible.

 


 

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