¡Volvimos! | Por: Carola Chávez
Bajo el cielo más azul, el 5 de enero en la mañana, entramos de nuevo a la Asamblea Nacional. Con la banda sonora de «Lucerito, Lucerito» alumbrándonos el camino, marchábamos los compañeros diputados llevando a Bolívar y a Chávez otra vez al Hemiciclo de donde, con más miedo que saña, los sacó hace cinco años, haciéndose el malote, haciéndose el chistoso, el lamentable garabato de gente llamado Henry Ramos Allup.
He tenido la fortuna de vivir grandes emociones en mi vida y la de ayer fue una de las más grandes. Regresaba el chavismo a la Asamblea, en pleno, en toda su diversidad, compacto en su alegría y su convicción. Regresábamos contra viento y marea, contra bloqueos, contra violencia, contra saqueos, contra horrendas y reales amenazas. Regresamos valientes, siempre valientes, siempre de pie, con el paso firme del que sabe a dónde quiere llegar. Regresamos sorteando zancadillas, regresamos sorteando un campo minado. Regresamos por el camino de Chávez, esa línea recta imaginaria, llena de curvas, esquinazos, subidas, bajadas y vueltas a subir en la vida real. Chavistamente regresamos.
Regresaba yo, con todos, en un modo extraño de regresar: entrando por primera vez a un lugar donde nunca había estado, donde nunca imaginé que iba a estar. Regresaba -¡no faltaba más, Carola!- llorando hasta con hipidos de tanta emoción. Una emoción enorme, colectiva que te aprieta como con un abrazo y no te suelta, y pasan las horas, los días y no se va.
La emoción y la razón, porque mientras caminaba hacia mi silla, me iba dando cuenta de que todo esto es verdad y la responsabilidad también aprieta como otro abrazo, menos tierno y bastante más jodido, y mi vida para los próximos cinco años se convierte un gran acertijo cuya única respuesta es que no puedo -no podemos- fallar.
Los últimos cinco años fueron como un entrenamiento intensivo y prolongado de resistencia, de descubrimiento de capacidades. Cinco años terribles que nos pusieron varias veces al borde del abismo y no caímos. Cinco años con los poderes más poderosos, más brutales, más asesinos ensañados contra nosotros; el pueblo bueno que somos y no se mete con nadie; y nosotros, sin perder la alegría, a pesar del dolor de los golpes tremendos que nos daban, sin aspavientos, como si fuera lo más normal, como si no supiéramos hacer otra cosa, derrotamos cada uno de los ataques y desbaratamos el plan nesfasto del más poderoso enemigo. Y todo eso sin desbaratar la paz.
Así, curtidos en la resistencia, nos encontramos frente a cinco años por venir, con el mismo enemigo herido en su soberbia y con la misma necesidad de derrotarlo. Tenemos el bloqueo y mil caminos por inventar para sortearlo. Tenemos la virtuosa impudicia de ser nosotros mismos, de atrevernos a hacer una revolución propia, sin poses, sin pena, sin permisito, perdón, taquito de jamón. Tenemos la escuela de nuestras propias victorias y de nuestros propios errores también y tenemos, como siempre, la ineludible obligación de vencer.
Un capítulo nuevo de cinco años que escribiremos, oootra vez, chavistamente, necesariamente entre todos; porque si algo hemos aprendido en todos estos años es que solo juntos seguiremos venciendo.
CAROLA CHÁVEZ
¡Volvimos! | Por: Carola Chávez
Publicado en CEMD.