Fundamentalistas y conspiranoicos: ¿Por qué la base del Trumpismo es así?

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De la mezcla de la ignorancia con el fundamentalismo religioso, puede salir cualquier cosa. Es literalmente así. Para muestra el botón del norteamericano, Jake Angeli, quien ahora gracias a la magia de la tecnología se viralizó por su estrafalaria indumentaria. Pero más allá de su llamativo atuendo y su asombroso parecido con el artista Jamiroquai, este sujeto involucrado en el asalto al capitolio norteamericano, condensa en una sola persona varias pistas para comprender por qué la base del Trumpismo está conformada por fundamentalistas y conspiranoicos.

Angeli se hace llamar “QAnon shaman” y viene a ser como el líder shamánico de un movimiento digno de la pluma de J. K. Rowling o de J.R.R Tolkien. Los seguidores de QAnon creen en Q, “un póster del panel de discusión anónimo 4chan (más tarde 8chan, más tarde 8kun), un pozo negro que sirvió como placa de Petri para que creciera la alt-right. Esta supuesta información privilegiada del gobierno (con autorización “Q”) arroja información sobre una camarilla de pedófilos adoradores de Satanás que controlan gobiernos y medios de comunicación en todo el mundo”, explica Nathaniel Flakin.

Por asombroso que parezca, la verdad es que no es la primera vez que un movimiento de esta naturaleza hace vida en Estados Unidos. De hecho como explica el profesor e historiador venezolano, Vladimir Acosta, el fundamentalismo religioso está en la médula de la psique colectiva de las élites que detentan el poder en EE.UU.

Delirios de grandeza 

Desde la etapa fundacional del Mayflower, el pueblo que emigró de Inglaterra a lo que hoy se conoce como EE.UU., se consideraba un grupo predestinado en la búsqueda de una tierra prometida. El norteamericano en general es un pueblo profundamente religioso, pero la espiritualidad mal encausada muchas veces ha derivado en expresiones rocambolescas.

Abundan los ejemplos. Es el caso de la Iglesia Cristiana Nudista del Bendito Jesús Virgen, una de las 2.150 religiones que se desprenden del protestantismo imperante en U.S.A y a cuyo líder se le conoce como Zeus Cosmos.

Tampoco es la primera vez que grupos con ideas delirantes, asociados al extremo conservadurismo, entran en una especie de pánico colectivo. Flakin, señala cómo en 1980 prendió el pánico satánico. “Entonces millones de estadounidenses se convencieron de que un ejército secreto de satanistas estaba secuestrando y torturando a niños”.

Y más, recientemente, un pánico similar tiene lugar actualmente en relación con la trata de personas. Según Flakin, un anuncio presentado por una organización sin fines de lucro afiliada a aerolíneas norteamericanas refiere que 68 mil personas son víctimas de la trata justo frente a nuestros ojos” todos los días. Esa cifra no tiene ningún respaldo confiable.

Miedo colectivo 

Por  otro lado, la narrativa cinematográfica de Hollywood por décadas atizó ese miedo generalizado. EE.UU. siempre apareció en filmes como el país amenazado, odiado a muerte por rusos primero, luego árabes, africanos y asiáticos.  Interesante recordar como, lo hace el catedrático español, Vicente Romano, que a inicios de los años 90, durante la era de George Bush padre, mucho antes del Trumpismo se proclamaba que: “América (sólo la de los gringos), como Cristo ordenó, es una luz sobre el mundo”.

Un país prácticamente postrado por una profunda crisis económica, y con una pandemia de covid-19 totalmente fuera de control, como los EE.UU., es el caldo de cultivo perfecto, para que una masa de personas con escasa formación (Trumpismo) se conviertan en presa fácil de teorías descabelladas, encubiertas bajo un falso ideal de supremacía.

Eso permite comprender mejor por qué un personaje como QAnon Shaman sostiene, entre otras barbaridades, que el presidente saliente de EE.UU., Donald Trump libra en secreto una batalla épica contra el “Estado Profundo” (Deep State).

Irracionalidad a la carta 

Según Angeli hay una sociedad secreta “come niños”, (como se decía de los comunistas a comienzos del siglo pasado) liderada por los Clinton, George Soros y Barack Obama. Estas personas serían pedófilos, caníbales y adoradores satánicos.

Los niveles de irracionalidad son tales que en pleno siglo XXI, algunos de estos grupos ultra extremistas, sostienen que la tierra es plana. También hay movimientos en Estados Unidos que en esta era abogan por retomar la prohibición de enseñar a los estudiantes de secundaria la teoría Evolucionista de Charles Darwin. Según estos líderes debería estar permitido únicamente hablar del creacionismo bíblico.

Como puede verse todo un pastiche ideológico religioso, capaz de avivar las más bajas pasiones en personas fanáticas e ignorantes. En la base del Trumpismo abundan los conspiranoicos y fundamentalistas. Se cuentan por millones. Una verdadera bomba de tiempo, indistintamente de que Trump entregue o no entregue.

 


 

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