En la rutina devastadora de la pandemia, Vietnam es una gran excepción que brilla por la efectividad con que ha contenido la enfermedad.
El país del sudeste asiático continúa discretamente su estrategia contra la covid-19 con unos números extraordinarios que no figuran en la cobertura mediática; esa que parece sólo entrenada para reseñar el asombro de la muerte y el sórdido panorama de hospitales colapsados.
Si volteamos la lista de países con más contagios por cada millón de habitantes, Vietnam es el tercero en el mundo; aunque no faltarían razones para creer que sea el primero, ya que le superan en el ranking mundial: Laos y Tanzania.
Con poco más de 100 millones de habitantes, las autoridades vietnamitas han confirmado 2.648 casos y 35 fallecidos. Para los abrumados por los fantasmas de la Guerra Fría, seguro dirán que son las trampas habituales de los comunistas para ocultar el desastre de “su sistema fracasado”.
Las claves del éxito
Pero quienes observan el caso de Vietnam sin complejos ideológicos concluyen que las razones son otras. La gran virtud de este país es que cuenta con un robusto sistema sanitario, un sector que no ha resistido el desafío en EE.UU. o Europa.
Los expertos destacan que existe una “iniciativa proactiva” basada en hacer pruebas, rastreo y cuarentenas integrales.
A estos 2 factores se le añade un concepto odioso para las naciones liberales y occidentales como es el de “un gobierno central decisivo” que tiene el atributo especial de tomar decisiones claves en cuestión de días, en donde a otros países les cuesta semanas.
Adicional a este recuento de 3 características claves para reaccionar efectivamente contra la covid-19, subyace una razón potente: la experiencia de otras crisis similares que les han enseñado cómo responder para se runa gran excepción.
En 2003, 2004 y 2010 el país sufrió los rigores de anteriores epidemias de SARS e influenza aviar. Todo esto les ha dejado un acumulado de experiencia, infraestructura y decisiones aprendidas que en este trance sirven de mucho para no sufrir los sobresaltos del resto del mundo.