El pasado 16 de marzo, Jennifer Haller, una estadounidense de 44 años de la ciudad de Seattle (Washington), se convirtió en la primera persona del mundo en recibir una vacuna potencial contra el covid-19. La vacuna, denominada mRNA-1273 está basada en el ARNm encapsulado en nanopartículas lipídicas (LNP), tal como indica el estudio.
Haller, madre de 2 hijos y gerente de una pequeña empresa tecnológica, se enteró de la investigación de la vacuna a través de la red social Facebook, por lo que decidió responder a la llamada para voluntarios, e indicó que quería “ser útil” en la lucha contra la pandemia, en medio de la indefensión generalizada.
La mujer no se encuentra contagiada y antes de ser declarada apta para el ensayo, tuvo que someterse a múltiples exámenes médicos. Las pruebas de ensayos clínicos iniciaron en el Kaiser Washington Health Research Institute. “No había nada que pudiera hacer para detener esta pandemia global. Entonces vi surgir esta oportunidad y pensé: ‘Bueno, tal vez hay algo que puedo hacer para contribuir'”, manifestó Haller.
El primer día tuvo un poco de fiebre y experimentó dolor en el brazo al día siguiente, pero luego estuvo bien. “Todo estuvo bien después de eso. Fue tan fácil como una vacuna común contra la gripe”, afirmó la voluntaria, quien recibirá su segunda dosis a mediados de abril y permanecerá bajo supervisión médica hasta la primavera de 2021. Ella fue la primera de los 45 voluntarios que decidieron participar en el ensayo clínico.
La vacuna ARNm-1273 fue desarrollada por científicos del Instituto Nacional de Alergias y Enfermedades Infecciosas (NIAID, por su sigla en inglés) y sus colaboradores en la empresa de biotecnología Moderna, Inc., con sede en Cambridge, Massachusetts. La coalición para la preparación de innovaciones contra epidemias (CEPI, por su sigla en inglés) apoyó la fabricación de la vacuna para el ensayo clínico de fase 1.
