Los administradores de la red social Twitter han vuelto a dejar en evidencia que ni son plurales, ni son neutrales. Este martes 15 de septiembre se conoció que la cuenta del General en Jefe y ministro de la Defensa, Vladimir Padrino López, fue restringida temporalmente.
A través de este espacio digital, el alto funcionario venezolano, siempre se caracterizó por hacer un manejo respetuoso y riguroso de las informaciones, imágenes y demás datos que compartía por este medio. Claro el contenido de todas sus publicaciones destacaba por su alta dosis de patriotismo, así como la permanente defensa de la institucionalidad y soberanía nacional.
Al parecer esto no gusta mucho a la directiva de Twitter, que ya en otras oportunidades han bloqueado o suspendido a altos personeros de gobierno, como la vicepresidenta Ejecutiva, Delcy Rodríguez y el ministro de Cultura, Ernesto Villegas.
Multitud de seguidores
En su cuenta de Twitter Padrino congregaba un universo de seguidores de más de 600 mil personas. Es evidente, que la intención de estas “políticas” es restarle pegada y alcance al mensaje del gobierno nacional o de aquellos “influencers” que promuevan ideas consideradas políticamente incorrectas por el establishment.
Este tipo de censura para nada es exclusivo de Twitter. Otra plataforma afín como YouTube también demuestra que es adicta a este tipo de “preferencias”. En los vídeos de alta rotación es frecuente que coloquen mensajes publicitarios de Juan Guaidó u otros contenidos de corte fuertemente opositor. Sin embargo, la publicidad gubernamental está vetada.
Falsos paradigmas
Son este tipo de conductas las que ponen en entredicho el paradigma supuestamente neutral de las sociedades del conocimiento, cuya promesa esencial es más libertad y democracia. Pero la práctica va mostrando que la lógica del capital se ha ido colando de a poco. Por tanto, se alteran los conceptos y nada es lo que parece. Como en el mundo real la pluralidad y la verdadera competencia en igualdad de condiciones, no tienen cabida tampoco en las plataformas digitales.
El correlato de esta filosofía del mundo digital en el plano democrático es la torpeza de una oposición venezolana, que cada vez que no tiene gente para ganar, no se presenta y de paso le cae a pedradas al árbitro electoral.