El presidente estadounidense Donald Trump, visitó este martes la ciudad de Kenosha a pesar de que el gobernador de Wisconsin y el alcalde la ciudad le pidieron no hacerlo.
Ambos argumentaron que la presencia del presidente estadounidense pudiera convertirse en un gesto inapropiado cuando se trabaja en retomar la calma después de una semana de protestas. Así fue.
Trump lamentó la destrucción causada durante el enfrenamiento de la policía con los grupos antirracistas, describiendo la ira de la gente como “terrorismo doméstico”.
El mandatario, quien está en plena campaña hacia la reelección, no se detuvo en posiciones moderadas que contribuyan al fin de las tensiones, halagando el trabajo de la policía y la Guardia Nacional durante la represión.
Uso electoral del momento
Trump visitó las zonas afectadas por los disturbios y se comprometió en ayudar a los dueños de locales y comercios; pero no con las víctimas fatales o heridos entre los grupos antirracistas.
El Presidente descartó reunirse con la familia de Jacob Blake, el joven afroamericano baleado el pasado 23 de agosto; cuyo caso desencadenó la ola de manifestaciones que repudian la violencia policial.
Trump, en vez de inclinarse por la solución de las protestas por medios políticos, ha preferido el uso de la fuerza y una retórica agresiva que le sirve para potenciar su imagen de adalid de la ley y el orden.
Afincándose aún más en la extrema derecha, el mandatario defendió la labor de la policía y minimizó los excesos como un error que le pasa a cualquiera. Adicionalmente defendió al joven supremacista blanco de 17 años que mató a 2 personas el pasado martes. Dijo que Kyle Rittenhouse disparó para defenderse de quienes le atacaron cuando cayó; agregando que si no lo hubiera hecho, seguro le habrían matado a él.
Huésped sin modales
Si bien no se produjeron actos de violencia; los seguidores de Trump y activistas antirracistas se enfrentaron en un duelo de consignas a favor y en contra.
La policía y la Guardia Nacional se desplegaron para hacer segura la visita del presidente, quien despreciando cualquier moderación, calificó de tonto y estúpido al alcalde de Kenosha, quien le pidió antes suspender su vista, ya que esta pudiera revertir cualquier esfuerzo por volver la normalidad a la ciudad.