El presidente de los Estado Unidos, Donald Trump, anunció por sus redes sociales que visitaría a las ciudades en donde han ocurrido en tiempo récord una serie de tiroteos en los que las víctimas han sido varias decenas de personas, desde el fin de semana pasado en Daytona, Ohio y El Paso, Texas, en las que los pobladores han rechazado la presencia del mandatario ya que no ha realizado una gestión eficiente para el control de armas en el país y continúa con su discurso cargado de odio y xenofobia.
“Yo culpo al presidente. Desde el momento en que llegó a la presidencia su retórica, el odio que tiene hacia las personas que tienen un color de piel diferente. No tiene derecho“, expresó Silvia Ríos, una habitante de El Paso que acudió a una vigilia realizada por los habitantes de la ciudad, tras el tiroteo.
Frente al establecimiento donde ocurrió el tiroteo que dejó 22 personas muertas en El Paso, Texas, repleta de cruces, banderas estadounidenses y mexicanas, flores y dedicatorias, hay una cartulina verde con un mensaje al presidente escrito con rotulador: “Señor Trump, ya no más actos de racismo, actos de odio, actos de terrorismo. Somos un país hispano y no se vale tanto odio para los mexicanos. Somos tres niñas, ciudadanas americanas. Nuestros padres son mexicanos y ya tenemos miedo de salir. Esperamos lea este sentir. Dios lo bendiga”.
Se ha referido a los latinos y a los hispanos que cruzan a diario la frontera en busca de asilo, como “criminales” y “violadores”. En un mitin en Florida el pasado mes de mayo, hablando de la inmigración mexicana, el presidente preguntó a la multitud: “¿Cómo paras a esta gente?”. Cuando una persona del público gritó “¡Disparémosles!”, el presidente se rió.
“Este presidente, que ha ayudado a crear el odio que hizo posible la tragedia del sábado, no debería venir a El Paso. No necesitamos más división. Necesitamos curar las heridas. Él no tiene sitio aquí”, escribió Beto O’Rourke, el joven candidato a las primarias del Partido Demócrata.