Durante el año 2020 la economía mundial sufrió una crisis de grandes dimensiones producto de la pandemia del covid 19. Estos efectos, como siempre, afectaron a las grandes mayorías. Uno de los casos más relevantes es el índice de desempleo, problema constante en las poblaciones que viven a expensas del modelo capitalista y su “sálvese quien pueda”.
En EE.UU., modelo ejemplar del sistema mundial, las cifras son aterradoras. Si bien, en el mundo se perdieron un total de 140 millones de empleos, el caso de EE.UU. deja mucho que analizar en cuanto a las perspectivas sociales en su futuro próximo.
En este país, durante el primer semestre de 2020, la tasa de desempleo se incrementó en un 12%, además los ingresos laborales cayeron en un 9%; llegando a más de 6 millones de solicitudes de empleo en abril de 2020, realidad que hasta los momentos sigue en incremento.
EE.UU. en la encrucijada
Estas cifras superan el 10% que alcanzó el desempleo durante la crisis económica de 2008. En este sentido, se plantea que con la llegada de la vacuna la economía debe ir en recuperación con la activación de la población en los distintos espacios de trabajo y espacios de consumo.
La población latina en EE.UU. ha sido la más afectada, colocando en el tapete el problema de la migración como agenda política que debe ser asumida con mayor contundencia. Esto incide directamente en los millones de personas de América Latina que perciben ingresos por remesas y que están siendo afectadas directamente en la región.
La posibilidad de tener un empleo se percibe casi como un milagro para la mayoría de la población mundial que ha podido ver desde su propia realidad, la condena de ser mercancía en el mercado capitalista; donde las condiciones de vida dependen directamente de la explotación en las empresas que controlan el capital bajo los peores escenarios para los trabajadores y trabajadoras.
La cifra de desempleo, sub empleo y actividad económica informal sigue en amplio ascenso. Las perspectivas sociales para los próximos años no son alentadoras.
No es más que el rostro del capitalismo, un sistema de producción económica, social y cultural adverso al equilibrio de la vida y a la dignidad humana. La economía estadounidense es muestra de ello, más allá del «éxito» que muestran los grandes mercaderes a través de los aparatos de «comunicación» y entretenimiento mundial.