Aprovechando el avión que tiene el cuñado de Ramos Allup, varios opositores viajarán hoy domingo hasta Miami y desde allí al barrio Capítol Hill en Washington D. C. para apoyar al presidente Joe Biden.
La idea, como siempre, se le ocurrió a Ramos Allup. Cuando escuchó que Andrés Velásquez dijo: “Pagaría lo que fuera por ir a la toma de posesión del compañero Biden”, al hombre se le prendió la bujía del cuarto motor. Recordó que su cuñado tiene un avión de 12 puestos y listo, montó el vuelo.
-Ahora son más de 12 los que quieren viajar –dijo Ramos Allup- incluso, Ismael García llamó desde Bogotá para ver si lo llevaban, que él estaba dispuesto a pagar lo que sea.
William Dávila se anotó entre los primeros. “Hay que estar ahí, no importa que no nos dejen entrar, pero que sepa el compañero Biden que estamos afuera apoyándolo”.
-De eso se encarga Carlos Vecchio, que ya tiene la entrada en primera fila –dijo Ramos Allup.
Edgard Zambrano también se anotó, pero dijo que la cosa ahí estaba fea, porque habían anunciado manifestaciones armadas. Y Ramos Allup lo calló de repente.
-Tranquilo, Zambranito, no nos pasó nada en el golpe del 30 de abril, y nos va a pasar allá donde estamos seguros.
Otro que se anotó fue Juan Guaidó, pero todavía Ramos Allup lo estaba pensando.
– A mí me parece que no es bueno que lo llevemos, porque está muy desprestigiado y no lo quiere nadie.
– Dice que tiene que ir porque Fabi tiene la nevera vacía y él se la quiere llenar. -comentó Andrés Velásquez
– ¿Todavía esa mujer tiene la nevera vacía? –preguntó William Dávila.
Desde Maracaibo también se recibió la llamada de Manuel Rosales quien estaba dispuesto a “montarme en ese avión volador con ustedes compañeros y apoyar la causa”.
Ramos Allup le había dicho a su cuñado que el viaje sería ida y vuelta. Y tan solo por 2.500 dólares, sin derecho a entrada al Capitolio, porque todos saben que eso es muy difícil.
– Ese sí es un país serio. A todos los que participaron en el asalto al Capitolio los metieron presos, en cambio aquí, nosotros estamos tranquilos y sin nervios. –dijo Edgard Zambrano.
– Todavía no sabemos, Zambranito. Mira que ya la asamblea nombró una comisión para investigar muchas vainas, y de repente nos meten presos a todos. Yo creo que lo mejor sería quedarnos de una vez en Estados Unidos, por si acaso.
Toda esta conversa era por zoom, porque como ustedes saben, ahora la gente está estableciendo una distancia social y usan mascarillas y se lavan las manos.
– En eso de lavarse las manos, nosotros somos los mejores – dijo William Dávila.
– Y en la vaina esa de la distancia social también, porque yo no puedo ver un chavista más allá de tres metros –dijo Andrés Velásquez.
La cámara de la computadora de Ramos Allup logró mostrar una silla, una especie de taburete que estaba al lado del escritorio de Ramos Allup, y Manuel Rosales le preguntó:
-¿Ese taburete no es el mismo que te regaló Almagro para que vieras por televisión la sesión aquella de la OEA?
-Ese mismo. Ese es el mejor regalo que me ha hecho Luis Almagro. Lo tengo listo para meterlo en el avión.–dijo Ramos Allup.
Después que se dieron cuenta de que todo estaba listo para cumplir con el compañero Biden, Ramos Allup dijo:
-Bueno, nos vemos esta tarde en el aeropuerto, no se vayan para la rampa 4, porque ustedes son capaces de presentarse allá. Es donde siempre.
Y Ramos Allup pegó el grito de despedía:
-Amárrense los cinturones. Allá vamos Biden
ROBERTO MALAVER
@robertomalaver
Publicado en CEMD.
