Oposición y covid-19: ni lavan, ni prestan la batea

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Si algo ha caracterizado la gestión del presidente, Nicolás Maduro, en el tratamiento de la pandemia de covid-19 en el país, es que desde el primer día se puso al frente de la batalla. El mandatario ha hecho gala de sus dotes de estadista tomando decisiones audaces y a tiempo. Esto para encarar un problema que tiene a la humanidad de cabeza. Sin embargo, en la otra acera, los voceros de la primera oposición venezolana se han desentendido. Como dice el refrán: ni lavan ni prestan la batea.

A 6 meses de trabajo arduo se ha requerido un despliegue integral en labores de prevención, sensibilización, aislamiento y tratamiento. Así como la estrecha articulación de las comunidades organizadas con sus instituciones y cuerpos de seguridad en todos los niveles. No obstante, los factores del llamado G-4 no han sido capaces de formular un solo planteamiento, una sola propuesta, ni siquiera una sugerencia.

Mentir y confundir

Los pocos voceros que han tomado la palabra lo han hecho, indefectiblemente, para mentir, confundir, criticar de forma destructiva o presagiar una catástrofe. O todas las anteriores. Pero, como bien apuntaba la vicepresidenta ejecutiva de la República, Delcy Rodríguez, ninguno de estos actores se ha puesto al frente y ha dicho: aquí están estas manos, en qué puedo colaborar.

Y lo que sobra es trabajo. El método venezolano ha incluido una vertiente de despistaje masivo, mediante la cual los médicos y médicas de la Misión Barrio Adentro, literalmente han recorrido el país de punta a punta. En esta labor ha sido fundamental el apoyo del liderazgo popular de base, así como las encuestas de salud efectuadas mediante el sistema Patria.

Con este barrido impresionante, se han efectuado cerca de 1 millón 600 mil pruebas, lo que equivale a casi 52 mil pruebas por millón de habitantes. Una cifra de las más elevadas del mundo y probablemente la más alta de la región latinoamericana y caribeña.

Identificar y tratar

Esta estrategia de despistaje masivo ha sido clave para dos objetivos fundamentales:

  1. Identificar las cadenas de contagio y cortarlas mediante el aislamiento de los positivos.
  2. Detectar los pacientes asintomáticos y atacar temprano al virus, con las diversas combinaciones de medicamentos comprobados.

Por ello, el método venezolano exhibe una de las tasas de recuperación más elevadas del mundo. El 56% de los pacientes se han repuesto, lo que equivale a más de 11.400 personas. Asimismo, alrededor de 80% de los casos activos son personas asintomáticas. Lo que quiere decir que tienen amplias probabilidades de salir adelante, gracias a una atención temprana y gratuita.

El trabajo ha sido particularmente intenso en la frontera con Brasil y Colombia. Allí se ha desplegado un cordón sanitario con los Puestos de Atención Social Integral (PASI). La actividad ha sido frenética en términos de logística de hospedaje, alimentación, tratamiento y transporte, para decenas de miles de connacionales que regresan huyendo de un infierno neoliberal. Cerca de 6 mil personas han llegado infectadas de coronavirus y todas han recibido la atención correspondiente.

Ni por casualidad

A la fecha nadie de la oposición se ha ofrecido para poner a la orden un espacio o alguna infraestructura que permita albergar a los connacionales que regresan. Ni mucho menos han planteado la posibilidad en labores logísticas como traslado de personas o dotación de alimentos y medicinas.

Sin embargo, han estado prestos para la calumnia. En un primer momento se acusó al gobierno infundadamente de hostigar a los denominados trocheros. Y más recientemente con la instalación de un Hospital de Campaña en el Poliedro de Caracas, para poder atender una situación de emergencia, dado que el foco de Caracas está encendido, se han ocupado de regar por las redes sociales toda suerte de rumores.

Lo primero fue una imagen de un supuesto horno crematorio para incinerar cadáveres en el Poliedro. La realidad demostró que se trataba de un fake. La situación que se refiere lamentablemente está ocurriendo en Colombia.

Patrañas y bloqueo

Posteriormente, el diputado, José Manuel Olivares, se ha dado a la tarea por su cuenta en Twitter a mentir y vilipendiar. Fue de los primeros en arremeter contra Antonio “El Potro” Álvarez, asegurando que sería el director del Hospital de Campaña instalado allí.

El propio presidente, Nicolás Maduro, le desmintió. El hecho de que Álvarez sea el presidente del Poliedro y del Instituto Nacional de Hipódromos, no quiere decir que vaya a estar al frente del recinto provisional de salud. En un razonamiento absurdo.

Esta situación de emergencia humanitaria ni siquiera ha servido para que el Guaidosismo haga un alto en lobby político para solicitar “sanciones” y bloqueo financiero contra el país. Al contrario, se incrementaron las presiones para retener ilegalmente el oro venezolano depositado en el Banco de Inglaterra. No les importó que había un acuerdo con el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), para invertir los recursos en medicinas y alimentos.

Guaidó ofreció un bono irrisorio de US$ 100 a los médicos venezolanos y ésta es la fecha que no les ha pagado un centavo. Al contrario siguiendo el mandato de Washington se pliega a la estrategia de más sanciones. En materia de covid-19, los señores de la primera oposición ni lavan ni prestan la batea.

 


 

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