La Misión de Verificación de la ONU en Colombia presentó este viernes 8 de enero el informe en donde da cuenta del saldo de exguerrilleros de las FARC que perdieron la vida después de la paz.
Desde la firma del acuerdo con el estado para terminar con la guerra, han asesinado a 248 excombatientes; pero como sucede fatalmente en Colombia, los números de la violencia caducan rápidamente.
Como si se tratara de una broma de mal gusto, el mismo día de la presentación del informe, la realidad corrige a la ONU, porque a su número debe añadir a Diego Yule Rivera, el tercer desmovilizado muerto en 2021.
De acuerdo a las informaciones de medios locales colombiano, el exguerrillero murió en la ciudad de Cali.
Según la ONU, de los 248 exguerrilleros de las FARC asesinados en tiempos de paz, 73 fueron muertos durante el 2020; un año especialmente violento en el vecino país, que siguió apuntalando su recia tradición violenta contra los líderes sociales.
Diferencias leves de un problema grave
Mientras, la ONU cuenta 248 exguerrilleros asesinados; sin incluir el caso de Diego Yule Rivera, el Instituto de Estudios para el Desarrollo y la Paz, INDEPAZ, reveló que el saldo es ligeramente mayor: 251 desmovilizados abatidos desde 2016.
Una cuenta simple entre los 4 años de supuesta paz y el saldo de exguerrilleros muertos revelan el promedio fatal de que prácticamente un excombatiente es asesinado cada 6 días; y esto sin que el Estado haga mayor esfuerzo para detenerlo.
La ONU puso de relieve que el programa de la Unidad Nacional de Protección dispuesto para la seguridad de los exguerrilleros es apenas un plan desairado por el Estado.
Hasta ahora esta unidad tendría solamente 27 analistas y a ningún escolta para proteger a los desmovilizados.
